DE PROPIA SANGRE

Emira Rodríguez


Fue así como la luna destituyó la ausencia
moría un esclavo a su manera
las notas amarillas tomadas por si acaso
acaso ¿sabíamos decirnos algo, acaso, de los ritos
ígneos? vuelta la mirada al proceso primero
hacia los forjadores de los destellos
los del encuentro súbito
los del mañana incógnito
rocas de fractura sedimentaria
el bosque petrificado y las conquillas substituidas
por la arena cefalópodo extinto convularia
el de las huellas fósiles
en éxtasis frente a los jaguares vivos con ágatas
musgosas en la mano
mano de cinco dedos
apéndices parecen inútiles
sin dardos con que fijar crisálidas
la falena ágata del brasil la día hilandera
de los hilos de amianto latomía
invisible a través del cobalto
rojo escarlata intenso al fuego los esqueletos
escamados rocas de fractura en cubos de cristal
de mica jade láminas exfoliadas
óxido ferroso el de los martillos el de la forja
el de aquellos laminadores peregrinos
cada esclavo moría a su manera

ya me voy malencuentro
el vacío no cabe en ninguna parte un vacío
como una pedrada tú dijiste metejón
y las viejas meciéndose en las sillas de viena
a las cuatro de la tarde y los limeños perfumando
hasta en la desembocadura
calle abajo
ya me voy lejos de estos soles opacos
que parece que no estuvieras en ninguna parte
y ese silencio espeso
en la laguna de unare retozan las mojarritas
ya me voy malencuentro
yo no sabía que todo esto iba a durar tanto tiempo
me eche a dormir de puro miedo
como una proyección como una cama blanda 


cuatro dos uno siete dos conclusos con perfiles
de plumas sagitarias giran las cometas
malencuentro te llaman cara cortada
bejuco amarillo colinas de capricornio
en mil novecientos setenta
éramos siete caballos y una cometa
boquerón agrietado, no lo sabremos malencuentro.
xochitl la flor ya te habrá perdonado
entre cuchillos
¿cómo hace uno dime cómo hace?
¡Qué absurdo qué ausencia!
dices todo para adentro paz
es todo. la mia bella dama yo te decía que no debías
pensar en ello
ella juega, ella también, los bancos
atestados y todos atentos al juego
entonces cierra las cortinas cierra los velorios
y conserva bocanadas de ira contra nuestros dioses
nuestros piaches ocultos
malencuentros

euphorbia caña del mundo
silencio el poeta desanudó todas las sangres
los niños han muerto chupando el néctar de las flores
no se diga nada de aquellos sucesos fue el rito
de los oleandros rojos
rojos por toda la calle hasta las salinas
parecía un incendio
y tantas veces quisimos encenderlo de nuevo
por toda la calle por las ventas
por las puertas abiertas de todas las casas
hasta los patios alargados
en el sambuco negro
no parecía
y se borró el poblado largo el pueblo blanco
de las berberías también de la historia larga
con pergaminos
que cansancio datura
.




Emira Rodríguez.Porlamar, Nueva Esparta, 1929. Hermana del narrador Renato Rodríguez. Voz olvidada, calificada como fulgurante, casi desconocida para las nuevas generaciones, ha publicado La casa de Alto (1972) y Malencuentro pero tenía otros nombres (1975), los poemas aquí presentados son de éste último poemario donde se lee en la contratapa: "predominó en ella un estado de posesión momentáneo pero de insospechada intensidad. Brote tardío pero volcánico.Así nacieron poemas y prosas como dictados de otra parte que la conocida de ella por ella misma y por sus allegados."
Su escritura no puede ser considerada dentro de una tendencia experimental, pues predominan signos que permiten ubicar su propuesta estética en el terreno de otra corriente, la de lo visionario, lo chamánico y lo iluminado manifestado en el poema. 
Parece que la intensidad de su vivencia poética, el camino lírico transitado, la internó en una noche y un silencio que despoja a la poesía venezolana de una pieza importante para su comprensión como discurso estético y múltiple. 


 

Artesanos - Escritores - Escultores - Fotógrafos - Pintores - Misceláneas
Copyright © 2000/2020  cayomecenas.net  - Todos los derechos reservados.