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CON LOS OJOS COMO LUNAS

Blanca Colombo

Con los ojos como lunas
iban desenhebrando la historia.

Aparecían los días  plácidos,
aquellos en que la lluvia no moja,
el alma se abriga de sonrisas,
las manos acarician sin nostalgia
y el amor se asemeja a una bahía
en donde retozan los sueños
ingenuos y transparentes.

Días soleados, fugaces, eternos,
carentes de grises, sobrantes en matices.

Cada ráfaga de vida
se volvía cotidiana
y a la vez tan lejana...

Giraban entre los sonidos vagos
de una canción olvidada.

Hilvanaban los ideales, los nuestros
y no existía mas profundidad que la deseada.

Sabían tan poco del dolor
y tanto de omnipotencia consagrada
que bastaba con tener constante
el brillo en la mirada.

Con los ojos como lunas
se llenaron de quietud.

Quisieron congelar el tiempo,
retroceder caminos,
buscar muy adentro
la emoción primera,
la algarabía de estrenar sin penas
y se encontraron juntos,
sin el reflejo plateado,
sin el cielo,
pero con sus ojos
que aunque ya sin luna,
amanecían llenos de ganas

 

 

VIDAS PROLIJAS

  Blanca Colombo

Hay vidas tan prolijamente dobladas,
acomodadas y rotuladas en estantes,
que a veces uno cree que están sin estrenar.

He vivido en casi todos los estados
y digo casi
por no subestimar a la sorpresa.

He vivido de entrecasa,
de gala,
desnuda.

He cuidado y desprotegido.

Corrí,
salte sin red,
camine por cornisas,
me asomé a los abismos,
abandoné caminos,
rescaté ilusiones,
lloré todas las penas,
subí telones,
derrumbé escalones.

Derroché,
consumí,
regalé.

Escribí noches enteras
y muchas veces
no encontré palabras.

Me llené de preguntas
por no preguntar.

Fracasé de pie,
agonicé en silencio
y en vuelos infinitos
gocé del amor.

No he reclamado vueltos
ni pedí garantías o promesas.

Soñé con la intensidad
que me broté exultante
y nunca le pedí a Dios
favores que no merezco.

Me amaron a gritos,
a escondidas y en silencio.

Bebí todos los amaneceres
y disfruté de los insomnios del amor.

Luché aún en la derrota,
maquillé heridas que no se vieron
y no me tuteé con rencores.

Conviví con la angustia,
el dolor y la nostalgia.

Tuve romances con la desesperanza
y roces con la agonía.

Me conmoví ante todos los mares,
busqué a la luna
hasta en los balcones
y he vivido tan plenamente
que casi sospecho
no temerle a la muerte.

Casi ...

 

    

 

 

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