ARTESANOS - ESCRITORES - ESCULTORES - FOTÓGRAFOS - PINTORES - MISCELÁNEAS

LAS PALABRAS VERDADERAS

Francisco Arias Solis

 

“A mis soledades voy,
de mis soledades vengo.
Lope de Vega.

 


DESCUBRIR EL SECRETO Y COMUNICARLO

Escribir es defender la soledad en que se está. El escritor defiende su soledad, mostrando lo que en ella y únicamente en ella encuentra.

Habiendo un habla, ¿por qué el escribir? Hablamos porque algo nos apremia y la palabra nos libra de ese algo. Por la palabra nos hacemos libres, libres del momento, de la circunstancia apremiante e instantánea. Vencemos por la palabra al momento y luego somos vencidos por él, por la sucesión de ellos. En una continua victoria que al fin transmuta en derrota.

Y de esta derrota, derrota íntima, nace la exigencia del escribir. Se escribe para reconquistar la derrota sufrida siempre que hemos hablado largamente.

Y la victoria sólo puede darse allí donde ha sido sufrida la derrota, o sea, en las mismas palabras. Estas mismas palabras tendrán ahora en el escribir distinta función, irán a defendernos ante la totalidad de los momentos, ante la totalidad de las circunstancias, ante la vida íntegra.

Hay en el escribir siempre un retener las palabras, como en el hablar hay un soltarlas, un desprenderse de ellas. Al escribir se retienen las palabras, se hacen propias. Hay un escribir hablando, el que escribe “como si hablara”; y ya este “como si” es para hacer desconfiar, pues la razón de ser algo ha de ser razón de ser esto y sólo esto.

Escribir viene a ser lo contrario de hablar; se habla por necesidad momentánea inmediata y al hablar nos hacemos prisioneros de lo que hemos pronunciado, mientras que en el escribir se halla liberación.

Mas las palabras dicen algo. ¿Qué es lo que quiere decir el escritor y para qué quiero decirlo? ¿Para qué y para quién?

Quiere decir el secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser demasiado verdad; y las grandes verdades no suelen decirse hablando. “Hay cosas que no pueden decirse”, y es cierto. Pero esto que no puede decirse, es lo que se tienen que escribir. Descubrir el secreto y comunicarlo, son las dos acciones que mueven al escritor. El escritor sale de su soledad al comunicar el secreto.

Lo escrito es igualmente un instrumento para el ansia incontenible de comunicar, de “publicar” el secreto encontrado y hacer que alguien se entere de ello.

Un libro mientras no se lee, es solamente un ser en potencia. Lo que se publica es para algo, para que alguien, uno o muchos, vivan sabiéndolo, para que vivan de otro modo después de haberlo sabido.

Hay secretos que requieren se publicados y ellos son los que visitan al escritor aprovechando su soledad, su efectivo aislamiento, que le hace tener sed. Solitario de sí y de los hombres y también de las cosas, pues sólo en soledad se siente la sed de verdad que colma la vida humana.

En esta soledad sedienta, la verdad aún oculta aparece, y es ella, ella misma la que requiere ser puesta de manifiesto. Quien ha ido progresivamente viéndola, no la conoce si no la escribe, y la escribe para que los demás la conozcan. Porque sólo hay para el escritor, como tal, una preocupación primera: la de su comunicación o comunión humana. En ella radica su propio existir.

La soledad es todo lo contrario de aislamiento. La soledad es plenitud de comunión o comunicación humana, que como decía Lope, “nos grita la verdad en libros mudos”.
 

Artesanos - Escritores - Escultores - Fotógrafos - Pintores - Misceláneas
Copyright © 2000/2020  cayomecenas.net  - Todos los derechos reservados.