CREPUSCULO DE MUJER
Dirbi Maggio
Le llegaron
las violetas,
y las nubes
del poniente.
Va vistiéndose
de lilas
y bronces
resplandecientes,
que pronto serán
huellas de resplandor,
vestigios de
una luz que fue.
Blanda
suavidad cae
sobre su
atardecer desnudo.
Un sol malva
en cada pecho;
un vientre
occidental
con hilos de oro.
Y su boca,
morada de ocasos,
baja hacia el
horizonte
en tornasolado
desmayo.
Ya nadie recorre
ese cuerpo,
salvo el crepúsculo.
NOSOTROS
Dirbi Maggio
Una crecida de manos
y de yemas,
un rebasamiento de caricias.
Un halago caliente
desde el cuello
hasta la cima rugosa
de los talones.
Una demencia de abrazos
hasta el corazón de los huesos.
Nosotros.
Un aluvión de bocas
y de labios,
unos ojos encendidos
de cinturas y de pechos.
Una riada de huellas apretadas,
subversivas.
Nosotros.
Un diluvio de presiones,
un desorden de latidos,
un inmoderado, confuso,
alborotado
derramamiento de besos.
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