No margines el burka de inocencia,
aleja la mirada del lascivo,
del sexo incontrolado y primitivo
que denigra el umbral de tu decencia.
El burka, que cobija la existencia
del amor familiar, está cautivo
por un modelo absurdo y “progresivo”
que veda en el hogar la permanencia.
Tú tienes, bajo el burka, libertad
de ser o de no ser mujer-familia,
o de ser en la ciencia autoridad.
No radica en el burka la verdad,
¿quién sabe en qué razón se domicilia?
¡es cuestión de arreglar la sociedad!.
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Hoy he visto tu plástica figura,
tus senos juveniles y turgentes,
la perfecta armonía de tus dientes,
brillantes con excepcional blancura.
Tu cuerpo es sicalíptica escultura
incitadora a goces vehementes;
tus lujuriosas curvas prominentes
excitan la pasión y la locura.
¡Qué lástima!, pues falsa es tu belleza,
es producto de mil operaciones,
de horrible silicona y cirugía.
Ríe el cuerpo, tu espíritu bosteza,
el vacío rellena los rincones
que el bisturí no alcanza todavía.
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