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LUISA IGNACIA ROLDAN
Escultora sevillana conocida como “La Roldana”
)
Luisa Elena Betancourt (*)
Luisa Ignacia Roldán fue la primera escultora de España que obtuvo fama y reconocimiento mundial. Nació en Sevilla en 1652 en una dinastía de escultores. Fue bautizada en la Iglesia de Santa Marina y nació cuarta de ocho hijos del famoso escultor Pedro Roldán. La mayoría de los hermanos Roldán se convirtieron en escultores o se casaron con escultores. Luisa hizo las dos cosas.
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Toda la familia trabajaba en el taller, pero sólo Luisa se destacó desde temprana edad. Llegó a ser conocida mundialmente como “la Roldada”.
Se casó con un joven escultor que trabajaba en el taller de la familia. Su padre no estuvo de acuerdo, sin embargo Luisa contrajo matrimonio con Luis Antonio de los Arcos el día de Navidad del año 1671 en la Iglesia de San Marcos de Sevilla.
De los Arcos era un escultor muy inferior artísticamente a La Roldada y la vida de casados fue muy agitada y desdichada ya que De los Arcos era un vividor e irresponsable. |
Tuvo 6 hijos de los que sólo le sobrevivieron 2, Francisco José Ignacio y Rosa María Josefa; ninguno de ellos se dedicó a la escultura ni gozó de prestigio. Los 4 primeros se murieron cuando niños. Ella era el único sustento de la familia ya que su esposo sólo se dedicaba a pintar las obras que ella hacía.
En 1686 se traslada a Cádiz para hacer figuras de los patriarcas, virtudes y ángeles para el nuevo monumento de la Catedral; esto indica el prestigio de que gozaría la escultora por aquella época. En 1688-89 marcha a Madrid, donde fue escultora de cámara de los reyes Carlos II y Felipe V. En este período firma sus piezas además de su nombre, “Escultora de cámara”.
| Luisa fue muy prolífica durante su vida; produjo una gran cantidad de piezas de gran formato hechas de madera y policromadas. Su esposo la ayudaba en la policromía. Sin embargo, se dio a conocer por sus pequeñas piezas en terracota policromadas, representando grupos figurativos, las cuales trabajaba con gran esmero y detalle. Las piezas mostraban rostros serenos de ojos delicados y labios entreabiertos. La Roldada se refería a sus piezas como “joyas”. Muchos de los encargos de figuras religiosas que hacía la Iglesia, se mantenían en exposición permanente dentro de cajas de cristal junto a otros tesoros. A pesar de todos los cargos y encargos, La Roldada nunca tuvo una posición económica holgada y murió en 1704 en la
pobreza. |
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(*) Directora/fundadora del Centro Multidisciplinario de Arte Contemporáneo (CEMAC).
Obtuvo el título de Master of Fine Arts bajo el programa Beca Fulbright.
Es artista multidisciplinaria e investigadora de arte.
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