RUINES
Camilo Valverde Mudarra
Otoños de atuendos ralos
abren puertas al invierno.
El sol de ojos timoratos
desde la colina, incierto,
asoma goces ya soñados.
La luna de curva clara,
Venus coquetuela y jovial,
desde su balcón de plata,
clava sus ojos de cristal
en los abismos del alma.
Tras el nocturno remanso,
en su misteriosa calma,
los mochuelos sigilosos
al abrigo del descanso
se marchan presurosos.
Dibujando los delfines
estelas de espuma blanca,
saltan en alegre danza
con saludos cantarines.
Con la brisa matinal
las libélulas silenciosas
buscan néctar virginal
de florecillas recelosas
en cúpulas de cristal
de las trémulas corolas.
Los jazmines zalameros
en el coro de ramajes
entonan voces corales
de maitines mañaneros.
Los jazmines y delfines,
en los abismos del alma,
el sol y la luna blanca
claman negros maitines,
porque ruines venden armas,
apilan duelos nucleares
doblan penas y pesares
y trafican cuerpos y almas.
|