SOBRE EL FIN DEL MUNDO
Osvaldo Drozd
En el texto de 1914: Introducción del Narcisismo,
Sigmund Freud dice que toda la retracción de la libido en el yo, es decir el
vaciamiento absoluta de ella del objeto amado o la operación inversa, el haber
depositado todo en aquel objeto habiéndose quedado el yo vació y
deslibidinizado es la doble causa de las fantasías del Weltuntergang, del fin
del Mundo, munida esta operación libidinal a una recolección de relatos bíblicos,
literarios, proféticos y poéticos.
En ese momento histórico preliminar a la gran guerra europea, estos eran las
fantasías y los acontecimientos verbales acerca del fin del mundo, pero hoy
hemos ido mucho más allá de la fantasía, la característica actual del
Weltuntergang no es algo que solamente pueda tener vida en la imaginación sino
que la característica actual del mismo es su productibilidad real. La producción
de energía nuclear, la instalación de armamentos tácticos, los basureros atómicos,
la miseria reificada en el seno de un capitalismo estructuralmente en crisis que
produce una cada vez más amplia marginación y enajenación de las amplias
mayorías, un social cada vez más fragmentario, la lúdica genética, la polución
ambiental, los desastres ecológicos, un estado de guerra molecular y permanente
y todo lo que al parecer obtiene esa misma direccionalidad nos somete a una muy
precisa lógica de disuasión que nos convierte a todos en rehenes: “¡guarda
con la catástrofe!”, la productibilidad de la catástrofe es la catástrofe
misma. Pareciera como que viviéramos en la agonía misma intentando disfrutar
de la vida o lo que nos queda de ella como debiera hacerlo un enfermo terminal
sin síntomas. Hoy pareciera como que la actualidad de las fantasías solamente
fuera el goce efímero y mezquino. Esta realidad me hace acordar a una reflexión
hecha como pregunta que escuche hace mucho tiempo: “¿Qué harías de tu vida
si supieras que la semana que viene se termina el mundo?”. La
primera respuesta que a la mayoría se le ocurre es que hay que quemar todos los
cartuchos que le quedan, ya que uno se sacaría de encima el trabajo que implica
pensar el futuro. La catástrofe o lo que es lo mismo su productibilidad parece
habernos sumergido en el más patético inmediatismo.
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