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LOS LIDIOS, CULTURA Y LENGUA

Prof. Ricardo Accurso

El antiguo reino de Lidia se hallaba en el extremo oeste de Asia Menor, en la actual Turquía. Limitaba al norte con Misia, al sur con Caria (el monte Mesogis la separaba de esta región), al este con Frigia y al oeste con las colonias jónicas griegas, que la separaban del mar. En el norte se erigía Temnos y en el interior se encontraban dos celebres montañas: el Tmolo y el Sipilo o Cerauno. Los ríos Hermo, Caistro y Pactolo regaban fértiles llanuras. En las colinas los viñedos producían excelentes vinos. Sardes fue la capital y entre las ciudades principales se destacaban además Apolonia, Tiatira, Magnesia del Sipilo, Hipepa, Metrópolis, Larisa, Filadelfia y Termere. Esmirna, en el golfo Hermo, pasó a poder de los colonos griegos cuando estos se instalaron en la costa del Mar Egeo.

Lidia fue habitada en época temprana por los pelasgos meonios; de allí el antiguo nombre: Meonia.

Según una antigua tradición, Atis, hijo de Manes, habría sido su primer rey. Su hijo Leido la habría independizado del dominio extranjero, dándole su nombre al reino. Entre los príncipes atíades se conocen los nombres de los reyes Meón, Cotis, Atis, Lido, Tmolo, Marsias y Omfalo.

La dinastía de Atis, también según la tradición, fue sucedida por reyes que descendían de Hércules o Heracles. La dinastía heráclida habría gobernado el país por más de 500 años, desde la guerra de Troya hasta comienzos del siglo VII a.C. Su primer monarca fue Argón y el último Candaulo o Kandaules. Entre los heráclidas, además de los dos ya mencionados, se destacaron los monarcas Ardis I, Alyates I y Meles.

Ese linaje fue sustituido por la dinastía mermnada, fundada por Giges. A partir de los mermnades la historia de Lidia resulta más conocida. Sus reyes tuvieron que luchar contra los cimerios, los tracios y las colonias griegas de la costa (Esmirna, Colofón, Efeso y Mileto). Giges era miembro de la guardia real, logrando su ascenso mediante el asesinato de su antecesor Kandaules y el casamiento con su viuda. Giges promovió la expansión territorial del reino. De esa manera Lidia se transformó en la potencia dominante de Asia Menor tras el colapso del reino frigio. El citado monarca debió enfrentar la invasión de los cimerios que ya habían destruido el reino de Midas, en Frigia, famoso por sus riquezas. Recién durante el reinado de Ardis, sucesor de Giges, los cimerios pudieron ser derrotados de manera definitiva.

Ardis también se enfrentó con las colonias griegas situadas a lo largo de la costa egea. Las hostilidades con estos vecinos ya habían comenzado durante el mandato de Giges. Los monarcas lidios pretendían dominar la costa egea y hallaron una feroz resistencia griega, especialmente en Mileto, de donde era oriundo el filósofo Tales. La guerra con esta ciudad helénica se extendió bastante tiempo, concluyendo en el reinado de Aliates (609-560 a.C.). Entonces se firmó un tratado reconociendo la independencia de Mileto. De esa manera, los sucesores de Giges (Ardis, Sadyates, Alyates II y Creso) sometieron a casi todas las ciudades jónicas.

Creso, el último monarca de la dinastía mermnada –que gobernó a mediados del siglo VI a.C.- completó el control sobre las colonias jonias, a excepción de Mileto, instaurando el dominio lidio sobre la parte occidental de Asia Menor o Anatolia, hasta el río Halys. 

Los lidios conformaron un poderoso imperio comercial, contando con una importante riqueza agrícola, ganadera y mineral. Se destacaban los cultivos cereales y las plantaciones de frutales. Los yacimientos de metales preciosos, fundamentalmente de oro y plata, facilitaban en gran medida la actividad comercial de los lidios. A ellos se le atribuye la invención de la moneda. Durante el siglo VI a.C. los monarcas lirios acuñaban monedas de ambos metales. Hacia fines de ese siglo el empleo de la moneda se expandió por toda Asia Menor.

El imperio lidio terminó colapsando abruptamente en la segunda mitad del siglo V a.C. como consecuencia de las modificaciones políticas producidas en el este. Lidia fue víctima de la expansión persa. La fama de los grandes tesoros y minas lidios despertaron la codicia del conquistador persa Ciro (quien no sólo derrotó al ejército de ese reino sino que también tomo prisionero al mismo Creso). Lidia fue incorporada al imperio persa y la ciudad de Sardes se transformó en el centro administrativo del mismo en Occidente.

El macedonio Alejandro Magno hacia el año 334 a.C. liberó a Lidia del control persa pero el país continuó pagando un tributo y se vió sometido al control administrativo del sátrapa local. Tras la muerte de Alejandro, Lidia integró el reino seléucida (llamado así por Seleuco, uno de los generales de Alejandro que heredó una parte del vasto pero efímero imperio erigido por el macedonio). Luego, con posterioridad a la batalla de Magnesia (a principios del siglo II a.C.), pasó a integrar el reino de Pérgamo y a fines de la misma centuria fue incluida en la provincia romana de Asia.


Cultura

A pesar de que los lidios se habían impuesto sobre las colonias jonias mediante el uso de la fuerza, no parece que los griegos hayan sentido una gran animadversión hacia los mismos. Algunos de los lidios eran muy apreciados, como Creso. Éste era un ferviente admirador de la cultura griega, adoptó muchas costumbres helénicas, colaboró en la restauración del templo de la diosa Artemisa en Éfeso y donó valiosos regalos al santuario de Apolo en Delfos.

El intercambio cultural entre Lidia y Grecia era intenso, tomando los griegos varios elementos culturales lidios, sobre todo en la música y la literatura. Se ha planteado que el inventor de la lira fue un lidio llamado Terprando, quien habría emigrado a Esparta, dando origen así a esa tradición musical. 

De acuerdo a Heródoto, los griegos también adoptaron algunos juegos creados por los lidios.

Una muestra elevada de la cultura lidia es la ciudad de Sardes, capital del imperio. Cerca de allí se erige la necrópolis de Bin-Tepe ("las mil colinas"), conformada por enormes tumbas de túmulos. En esa "ciudad de los muertos" se enterraba a los reyes y nobles. El túmulo más grandioso, que supuestamente contiene la tumba del rey Aliates, presenta una altura de 64 metros, siendo el más grande de los que se conservan del mundo antiguo.

Lengua


La base de nuestro conocimiento del idioma lidio consiste en 64 inscripciones, la mayoría de las cuales se encuentran en las tumbas de la necrópolis próxima a Sardes. Datan de los siglos VI y V a.C. 

Mucho se desconoce de la lengua lidia, que era de origen indoeuropeo. La gran familia lingüística indoeuropea incluye la antigua lengua de la India (el sánscrito), el persa, el armenio, el eslavo, varios idiomas bálticos (como el lituano), el griego, el albanés, las lenguas itálicas (entre las cuales se halla el latín), el celta, el germano, el tocario (que se hablaba en Asia Central) y varias lenguas ya extintas que se hablaban en la península de los Balcanes (como el ilirio) o en Asia Menor (el hitita, el luvita, el frigio y el lidio).

La lengua lidia aparentemente estaba relacionada con el hitita y el luvita de la Edad del Bronce final en Anatolia. 

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