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"LOS ÁMBITOS CONVERGENTES"
(Pinturas de Oscar Pernía)

Willy Aranguren*

 

 

Oscar Pernía es definitivamente un artista de nuestra época. Pareciera ser un "lugar común" plantearse esta afirmación. Pero no es así pues bien pudo este joven mantenerse dentro de lo aprendido con sus cursos, en la Escuela de Artes Plásticas "Martín Tovar y Tovar", donde estudió entre 1998 y el 2001, aprendió "el mundo de las academias", el ABC de la pintura y tuvo diligentes profesores como Dino Di Rosa, Francisco León, Cristina Moncada. 

Pernía ha estado en las artes visuales, desde la edad del pre escolar, hasta sus 26 años de ahora. Se inclinó en un principio por las naturalezas muertas, los bodegones pero no se conformó con ello. Se hizo pintor luego de reflexiones, de probar distintos medios y se hizo artista de configuración abstracta, por convicción, por determinación. Pausadamente ha ido estudiando los Maestros del Renacimiento en cuanto a la figuración que también la ha llegado a practicar, a dominar. Le interesó como Maestros a Antonio Tapies, Francisco Hung, Armando Reverón, pero sobre todo estudiando a Tapies, descubrió su propia veta informal, gestual. Pernía la ha cultivado con militancia y rigor hasta poseer una visión particular de las cosas, de los objetos, de las personas. 
Porque el artista ha tenido diversas temáticas y motivaciones como las ciudades, los pueblos, las mujeres, el cristianismo, la naturaleza, los animales, pero en todas ellas está la impronta del abstraccionismo, incluso cuando se dedica a la figuración. 

 

De manera tal que la narración de los hechos, si hubiese alguna, ha quedado atrás o se hace invisible para dar paso, en principio, a la preparación de la tela cruda, a la diversidad de materiales extrapictóricos que el artista utiliza como asfalto, aserrín, pinturas, virutas, óxidos, esmaltes, creyones, selladores, papel, entre otros, que se hacen maleables y perfectamente plásticos, pictóricos, podría decirse; luego vendrá la idea de lo pintado, la experimentación, la resolución de la tela y de los colores por contrastes, por asociaciones, por yuxtaposiciones. Por recuerdos y situaciones vividas, sentidas, analizadas, pero sin ninguna carga racional, sino más bien sentimental, emotiva

Porque no está errado Pernía cuando dice que trabajar en una carpintería, con el noble material de la madera, con el olor a aserrín, es lo que más cercanamente le influye, como medio, como entorno y hábitat, así como la ciudad, los hechos que le suceden; todo ello confluye y converge en su pintura, de la manera más natural, sin poses buscadas, como alquimista que comprende el verdadero valor de las artesanías, que además las practica y que piensa, que ellas están hermanadas con el arte y a veces se hacen indivisibles. Entonces, debido a esa visión global, holística, se entiende que la temática puede ser una porción de tierra y de paisaje, llamada mujer o también una mujer, mujer, como hembra, como figura de formas sensuales, llamativas que se hacen puro color; luego será crítico ante la sociedad de consumo contemporánea, o utilizará los símbolos cristianos para crear sus mensajes, así como se valdrá de nuevo de la mujer para cantarle en su cotidianidad. 

Oscar Pernía hace que todo confluya y converja en su obra plástica, pero sobre todo sus mensajes imbuidos de abstraccionismo y figuración, al unísono.


*Director de Artes Plásticas 


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