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LA ORILLA DE TODOS
(Exposición de Alberto Asprino en el Ateneo de Cabudare)

Willy Aranguren*

Alberto Asprino representa, debido a su visión artística, en este caso, la memoria perdida y recuperada.

Deseo, en tanto observador ligado a estos menesteres plásticos, dar mi visión, lo más didáctica que se pueda, lo más pedagógica posible, admirando la obra de este artista, como arte no convencional.

La memoria o las memorias que recupera Asprino (Premio "Arturo Michelena", 2003-2004), resultan ser contemporáneas, siempre en conexión con la historia del arte universal y venezolano. Así se nos aparecen, en perspectiva desde el pretérito, Marcel Duchamp hasta nuestros Armando Reverón, Mario Abreu, Carlos Zerpa, aunque sus "versiones de memorias" resultan ser otras. Pero en todos ellos, incluyendo a Asprino, impera otro sentido de lo que es una obra de arte, por supuesto no tradicional. 

Ya la obra de arte no podrá ser juzgada o apreciada debido a los elementos plásticos como la profundidad, la perspectiva, aunque sí por el color, la composición. Pudiésemos expresar que estos elementos reflejan el azar y colores dispuestos por una sociedad de consumo especializada. Pudiésemos incluso expresar que se trata de un paisaje, de uno conceptual, con sus elementos; o de la representación de un "Arte Povera". Pero no estamos diciendo nada que pueda revertir el orden de las cosas, de las ideas. Es otro tipo de plasticidad la que se nos ofrece y el acercamiento debe ser otro, aunque sigue siendo vivencial, emotivo, como cuando nos acercamos a un cuadro que representa a una naturaleza muerta, a un dibujo, un retrato. 

El Arte Contemporáneo tiene la ventaja de arrancar del pensamiento de los observadores un "pero esto lo puedo hacer yo". Es decir que no reconozco este tipo de arte, por cuanto esto me lo encuentro en mi cotidianidad, me recuerda a mi infancia, me recuerda "a los coroticos", a los "calembes", como dicen en Lara y siento (podría decir además ese observador), que el arte debe ser más sublime, menos perecedero, menos "efímero". Pero es que precisamente de eso se trata: olvidarse de la concepción burguesa de lo que es arte, para hacerlo más de nosotros, más de nuestras memorias que se han perdido, más de lo que hemos tenido en ese día a día y que lo hemos perdido. 

Reconocer esas memorias, esa otra orilla que cada uno de nosotros tiene, dentro de esas obras, de memorias múltiples, resulta ser la vivencia agradable, por cuanto cada objeto, cada cosita tiene su memoria y su historia, cuando el objeto que fue de uso se convirtió en otra cosa, en asunto olvidado, y luego, Alberto Asprino, lo recupera, para hacerlo a él un protagonista, uno que fue querido y "maltratado", y que, mediante un proceso de pensamientos, de encuentros, de azares, de pensares, se convierte en obra de arte de un colectivo, en memoria de la gente.

Y allí pudiese entrar, amén de la emotividad, de la nostalgia, de la alegría lúdica de un niño (sumamente necesarios y que son estas esencias, pienso así, lo que realmente le interesa al artista Asprino), un proceso de estudio desde la sociología del arte, desde la historia del arte, desde la psicología del arte, desde la Gestalt, desde las memorias colectivas jungianas. Todo lo que el espectador desee intelectualizar, que es valedero, pero intuyo, y repito, la esencia de la Exposición titulada "Desde la Orilla" va a estar en saber reconocerse en esas memorias, saber que cada uno de nosotros tiene sus propias orillas, desde la que nos asomamos, como orillas de mar, de río, de fuerza que pasa y se nos queda en lo más recóndito de nuestro ser. Y Alberto ha estado por muchísimos años de su vida, trabajando, cual Quijote, en esta noble misión, asomándose a la orilla, a las memorias desvaídas y recuperadas de todos y cada uno de nosotros.

Enhorabuena que el Ateneo de Cabudare, se encuentre desde sus orillas de 14 años de lucha, regalándonos la orilla de Alberto que son, a su vez, nuestras múltiples orillas.
Y para quienes no conozcan a Alberto Asprino (Maracaibo, 1952) diremos que es arquitecto, promotor, museógrafo, asesor de instituciones culturales en Venezuela y en el extranjero, artista plástico, trashumante del arte venezolano, expositor en múltiples exposiciones individuales y colectivas y Premio de Artes Visuales "Arturo Michelena" (2003-2004). 

*AICA. Capítulo Venezolano. Cabudare, sábado, 17 julio 2004.


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