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LEYENDA
Terminado en 1998

Roberto Wong

Un dragón y un búfalo se encontraron en un comedero donde se iba a ofrecer un concierto de una bestia recién llegada a la villa, el búfalo trabajaba para la tal acarreando los folklóricos instrumentos de la región de donde provenían y de donde, casualmente, también había nacido aquel dragón hembra de magnificas cabezas y por lo cual ambos establecieron muy pronto especial comunicación; el búfalo no sabia con quien conversaba más a gusto si con la cabeza poetisa o con la marcadamente más sensual o con otra al parecer más familiar que ostentaba el símbolo de casada entre sus ojos; en un final todas coincidian en un cuerpo de deseables escamas que desapareció entre estalactitas y estalagmitas una vez comenzado el espectáculo en la cueva designada para ello. 

La bestia cantante tuvo éxitos impredecibles por la región y el búfalo siguió acarreando los instrumentos sintiéndose más afortunado que sus castrados parientes los cuales, yugo al cuello, hacían esos surcos tan derechos donde los humanos siembran y cosechan parte de sus alimentos; entre conciertos y viajes extravió, entre los no pocos cajones donde guardaba la carga, la animada conversación con el dragón, sus ojos y sus fuegos. 

No obstante, en el mismo comedero donde ya regularmente se presentaba la prontamente renombrada artista, apareciese un día una misteriosa mensajera trayendo al búfalo una refulgente escama que hizo recordarle aquél fabuloso encuentro y con la magia del epitelial amuleto se estableció de nuevo la comunicación pues el dragón vivía millas mas al oeste, al otro lado pero, otra coincidencía, también junto al mar… "…del mar hemos venido…" … adonde también había llegado la fama de la cantante y se anunciaban sus conciertos por allá… Y así fue, en un lujoso castillo, digno de los ángeles se alojaron aquella vez la cantante, sus músicos y el búfalo en aquella parte mas occidental del país adonde amenizarían la gran fiesta de "La Casa de los Azules". 

Y fue el dragón por su búfalo una noche de descanso, lo montó en su escamado lomo y lo llevó a una montaña exótica desde donde variaba el punto de vista de las cosas: un mar de luces, allá abajo, no era líquido; una marca de casada no era un obstáculo; un beso no era una osadía… 

El búfalo trabajó y viajó mucho en el siguiente año sin dejar de la mano al dragón y este se mudó a un modesto lugar adonde pudiera estar tranquila y alejada de sus resquebrajadas relaciones de pareja con el padre de sus criaturas. 

Y llegó a ese pequeño cubil el búfalo en otro tiempo de descanso y otra vez cambiaron los puntos de vista de las cosas… ciertamente el búfalo llegó algo enfermo al lugar -esas fiebres inexplicables en los momentos menos adecuados- mas las pócimas de caricias y cuido le sentaron tan bien que en breve se dispusieron a paseos in planificados a la vista del mar… entre rompeduras de olas y arena un ave africana que había perdido su idioma original intentó adivinar el impredecible rumbo de la vida del dragón; también visitaron un viejo monasterio abandonado quedando de allí por siempre para el búfalo la imagen de su dragón echado en un campo de flores con las tres cabezas sonreídas y las alas malvas de felicidad; pudiera decirse que en donde antes estuvo la casa de Dios se contraía una relación sagrada…y también atravesaron el desierto hacia la ciudad del Azar adonde pasaron una noche… 

Pero el dragón esperaba algo, algo que el búfalo nunca dijo, algo que la despojara totalmente de su dependencia de la anterior pareja y el búfalo no comprendió, o no estaba en disposición u otra vez en su vida dejaba pasar la oportunidad de ser feliz en sus cien pronosticados años de vida.. 

Y se regresó el búfalo al este y se regresó el dragón a casa de sus hijos y del padre de estos y esta historia no ha terminado pero cuando un búfalo esta triste se le quitan los deseos de contar, ahora anda haciendo surcos el búfalo sin esperanzas de volver al oeste o al menos sin motivación; la escama que aun guarda no tiene destellos y el surco no se deshace, no tiene camino atrás, solo queda sembrar y que se coseche para alimentar a otros.

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