A UNA HORA CUALQUIERA Mercedes Varela Todo
dependía de como se sintiese en ese momento, era un día cualquiera, quizás
matizado por esa melancolía que le era tan familiar, espero un momento hasta
saber que todo continuaría igual, el mundo seguiría su curso, todos eran
personas que más o menos vivían para añadir un día mas a su existencia,
respiro, sintió
ese latido que una día mas le confirmaba su existencia, había surgido
la expresión dos veces en cuestión de unos segundos, existencias, Son tonterías
se dijo, mis tonterías habituales.. La luz entraba por el ventanal eso le
animaba, su cuerpo como su espíritu, así lo llamaba, seguía rigiéndose por
esas sensaciones, luz, oscuridad, vida, tristeza, y sus seudónimos. Es
curioso, penso,
que volviese a sumergirse en su intimidad, esa necesidad de ser, de
sentir que estaba viva, a través de su recogimiento, de su abstracción
total del mundo que la rodeaba. El tiempo se ha parado, hacia tiempo que no le
sentía, pero había surgido de repente, como algo que esta dormido, y de pronto
sin saber porque, volvía a sus origines, el tiempo, toda su realidad inmediata,
estaba suspendido, no existían, o dejaban de existir para dar paso al ser de la
persona, al ente absoluto que ella sentía en ese momento, que pasaría si se
dejase arrastrar por esa sensación, sentía vértigo,
no un vértigo físico sino emocional,
quizás miedo de introducirse en ese mundo, en dejarse llevar por ese
sentimiento, sabia que tarde o temprano tendría que volver, solo era un lapsus,
un momento de eternidad, todo flotaba, no quería volver, quería conservar ese
momento mágico, as¡ imaginaba la magia, podía ser todo incluso lo que estaba
pasando, estar en cualquier parte del mundo, sentir y acompañar a cualquier
persona, estuviese en donde estuviese, la inmensidad del universo, del ser se
extendía ante ella. Era una persona o era algo mas, podría comunicarse con
cualquier ser vivo, incluso sentir la tierra, una roca, su tacto su ser, si es
que se puede decir que lo tuvo alguna vez. Estaba divagando, pero esa bruma que
veía a su alrededor, ese no molestarle nada, era real, parecía como si todo el
mundo hubiese comprendido que no podrían molestarla, nada podría perturbar ese
bienestar, esa sensación de plenitud que sentía en ese momento, era algo
eterno que no borraría la realidad, aquello que sentía
también era su realidad, se sintió cansada el estar escribiendo, le
oprimían la espalda como una opresión que la hacia sumergirse mas hacia dentro
para luego expandirse sobre todo lo que la rodeaba, incluso mas, no era molesto,
pero sabia que tendría que parar de escribir, respiro, era feliz por si misma,
sin ningún acondicionamiento, sin depender de nada, ni de nadie, no era preciso
el lugar, ni la circunstancia, ni la Compañía, ni el estado de animo, era
feliz porque si, ella misma, estos momentos eran suyos como única identidad,
como ser y como mente, quizás, porque
siendo consciente del teléfono que había sonado y que había contestado,
estaba trabajando, estaba cumpliendo con su vida, pero ahora su vida le pertenecía,
era consciente de ella,
la vivía,... fue feliz.
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