ARTESANOS - ESCRITORES - ESCULTORES - FOTÓGRAFOS - PINTORES - MISCELÁNEAS

APROXIMACIONES ICONOGRÁFICAS E ICONOLÓGICAS DE 
JESUCRISTO EN LA OBRA DE MANUEL ARJONA LEONARDI 
(Parte III)

Blanca María Huerta

ANALISIS ICONOGRÁFICO DE LA OBRA MI CRISTO

Probablemente y tal como ocurre en la escultura Mi Cristo las manchas en la túnica de Jesús comienzan a aparecer en ese momento. "Las manchas o desgarrones en la túnica manifiestan los derechos culpables del alma" (Revilla 1995, p.404). Pero en este caso no es así, debido a que en la túnica sucia de la obra Mi Cristo se está señalando el resultado real de las vejaciones que soportó Jesucristo durante el proceso de su condena. 

La túnica de Mi Cristo, por no estar rota, permite hacer una comparación con la impecabilidad de Jesús y a su vez con la indivisibilidad de la Iglesia. Así como lo expresa Louis Réau (1996) " Esta túnica de una sola pieza, para los teóricos católicos es símbolo de la unidad de la Iglesia que no pueden romper los cismas ni las herejías". (p. 22).

La cuerda que inmoviliza las manos de Mi Cristo, iconográficamente, también se relaciona con el momento de la comparecencia ante Caifás, puesto que dicha escena comúnmente representa a Jesús con las manos atadas cuando es conducido ante el sumo sacerdote y en la escena cuando Jesús es trasladado a comparecer ante el tribunal político también se menciona que lo atan. 

Los judíos condenaron a Jesús según la ley judaica, pero no podían matarlo porque estaban sometidos al poder romano y eso los desautorizaba para ejecutar la pena mayor. Esta es la razón por la cual llevan a Jesús ante Poncio Pilato quien para ese entonces era el procurador romano de Judea. 

Pilato vivía en Cesárea, capital de la provincia y en ocasiones de grandes festividades - como era el caso de la celebración de la pascua judía - visitaba Jerusalén; pero para él la religión que se profesaba en este lugar no formaba parte de su credo, por eso cuando los judíos acusan a Jesús ante Poncio Pilato, el procurador muestra poco interés por tomar partido en dicha disputa y buscando la manera de evadir responsabilidades, se entera que Jesús vivió en Galilea donde el Tetrarca era Herodes Antipas, por lo cual decide mandárselo para que este último sea quien lo juzgue, sin embargo Herodes tampoco quiso participar y Jesús nuevamente fue llevado ante Pilato. 

Es de suponer que Jesús atado de manos tuvo que caminar de un lado a otro, de tal forma que en la escultura Mi Cristo el personaje pasa por encima de ramas, haciendo referencia a un camino escarpado que debió cruzar para ir desde Pilato hasta Herodes y regresar, pero también se alude al duro camino del vía crusis que Jesús debió emprender, luego de ser condenado, para llegar hasta el lugar llamado La Calavera, donde lo crucificaron
.
Según los evangelios, cuando Jesús es llevado nuevamente ante Pilato, éste pensó que era suficiente castigo el escarmiento del flagelo y lo mandó a azotar. Luego de esta cruda y sangrienta golpiza los soldados romanos no conformes todavía fueron más crueles: colocaron sobre su cabeza una corona de espinas y una capa roja sobre su espalda, le golpearon con una caña, le escupieron y se burlaban de él.

El manto de color marrón-púrpura que lleva Mi Cristo hace referencia a la escena de la coronación de espinas, pues la capa roja que los soldados colocaron sobre Jesús se fue ensuciando conforme cada uno de ellos escupía sobre él, justificando así que el personaje de la escultura se haya representado sucio. Sin embargo simbólicamente la capa roja es un atributo de poder que irónicamente los soldados colocan sobre Jesús como objeto de burla. 
La intención de los soldados al poner una capa en los hombros de Jesús no estuvo completamente realizada hasta colocar sobre su cabeza una corona. Esta última simboliza un carácter sagrado como atributo de poder para quien la recibe, pero los soldados sarcásticamente jugaban y se divertían como si se tratara de un rey de comedia derribado. Para los cristianos fue un juego de la realidad en la persona de Cristo, quien soportó todas las humillaciones hechas a los indefensos.

La corona según los evangelios era de espinas, como la que lleva Mi Cristo, y esta simboliza el martirio sangriento para la salvación del hombre. En la religión Cristiana Jesús salvador con su sacrificio recoge desprecio y entrega a cambio una fuente inagotable de perdón y purificación. Así Jesús con la coronación de espinas, vive en carne propia el suplicio de los desprotegidos y a su vez perdona a los pecadores. 

La obra Mi Cristo representa una recopilación histórica de la pasión de Jesucristo desde el prendimiento hasta el vía crusis, no obstante, iconográficamente los rasgos de mayor importancia que caracterizan la obra se corresponden con la representación del Ecce Homo, cuando Cristo fue presentado al pueblo.

Al parecer Pilato buscaba la manera de poner en libertad a Jesús, él sabía que los sacerdotes lo habían entregado por envidia, si embargo tuvo miedo de los judíos y de las denuncias que estos pudieran hacer en su contra ante el Cesar. Así Pilato se presentó como instrumento inconsciente para matar a Jesús, los judíos hicieron que el pueblo pidiera la muerte de Jesús y la libertad de Barrabás, aprovechando que era tiempo de la pascua, fecha en la que el gobernador acostumbraba a dejar en libertad a un condenado. 

Cuando Jesús es llevado a comparecer ante el pueblo, Pilato le dice: Ecce Homo (aquí esta el hombre). Dichas palabras han sido la clave para recordar ese momento de la pasión de Cristo que iconográficamente Louis Réau (1996) describe de la siguiente manera:
Se difundió en el siglo XV, al final de la Edad Media. Jesús es exhibido sobre un estrado o en lo alto de una escalera exterior, con la corona de espinas, el manto (o clámide) Púrpura y el centro de caña en las manos atadas; lastimosa imagen de un rey carnavalesco. Su pecho desnudo tiene la huella de la flagelación. Una cuerda pende en torno a su cuello. Desde sus párpados enrojecidos fluyen las lagrimas que caen sobre sus mejillas. (p. 479).

La obra Mi Cristo representa a Jesús con el manto púrpura, las manos atadas, la corona de espinas y las lagrimas en su rostro, permitiendo hacer analogías con la descripción iconográfica del Ecce Homo, aún cuando Mi Cristo se encuentre caminando entre las ramas o falten algunos detalles tales como: la cuerda sobre su pecho y las manos atadas a una caña. 

Es difícil precisar claramente cuál es el momento de la pasión de Cristo que el autor a querido manifestar en la obra Mi Cristo, pues la intención, según lo anteriormente expuesto, ha sido mostrar la imagen de Jesús resumiendo los sucesos crueles que padeció Cristo el día de su muerte, tal como se representó en Europa desde el Renacimiento y luego pasó a Latinoamérica en el periodo colonial hasta el siglo XIX.

Manuel Arjona Leonardi es un artista que se inserta en la tradición realista originada en el Renacimiento y acentuada en el Barroco, pues los rasgos de dolor y maltrato físico de Mi Cristo, iconográficamente no difieren del prototipo de Cristo barroco representado en Europa y Latinoamérica.