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LA VELA

Jesús López Merino

Hoy deseo juguetear con las palabras
y ponerlas adosadas.
Una y una, dicen que dos.
Aquí, una, 
y hace rato pienso y considero
que la verdad una es,
por más que la mires
a derechas y al revés.

Todo cuerpo físico tiene, además de su volumen perfectamente visible y tangible, un significado especial que gravita y duerme en su interior esperando el despertar que cada humano le concede. Y así, las cosas no son lo que son ni lo que puedes ver sólo por su físico y volumen, sino que alojan en sí mismas un halo de sueño y fantasía que las alocan y las hacen sentirse vivas junto a la persona que las crea y las confiere existencia en su particular vida mental/real o ensueño que las recrea.

La realidad nunca es lo que ves/sientes y menos lo que imaginas/vives. Es un compendio de ser, pensamiento y sueño que bien amalgamado hace sentir real lo soñado e irreal lo vivido. Y, ¿dónde y cómo puedes sentir/vivir su verdadero ser? La vida no es tan fácil descubrirla. ¿Quién te dice que es real lo que acabas de soñar? Y, ¿cómo descubres la vida si no andas, ni caminas, ni pones ante tus ojos el espejo de tus sueños? ¿Dónde está la realidad de lo que fue? Si fue, ya ocurrió y dejó de ser real. Sólo es objeto que miro en el espejo del alma a través del recuerdo y la memoria. 

Ser y real nunca se dieron la mano en la vida de los hombres. Hay muchas cosas que son realidades para otros y en ti sólo respira y vive lo que tu mente describe como vivo y verdadero. Acaso, lo uno y lo otro ¿no es real y verdadero? Sin embargo, no tiene la misma viveza y hasta puede perder vida en distintas manos y ojos. Lo que para unos sueño es, para otros acción verdadera/perecedera. La acción no está en el hecho, sino en el motor que la arranca. Por eso sólo es real lo que sintiendo se vive. Lo otro, ni se concibe, ni tiene valor real. Sólo vives lo que sueñas, si es que sabes despertar.

Dejo a tu consideración, amable lector que escuchas, tres estrofas de Machado para que las leas y una vez leídas aproximes tu mente a la realidad de la ensoñación y consideres dónde está la realidad, si es que hay algo real verdaderamente en esta vida. O, ¿todo, en su conjunto, conforma la humana realidad?

Mis ojos en el espejo
son ojos ciegos que miran
los ojos con que los veo.

El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.

El Dios que todos llevamos,
el Dios que todos hacemos, 
el Dios que todos buscamos
y que nunca encontraremos.
Tres dioses o tres personas
del sólo Dios verdadero.

Si la vida es un misterio, ¿cómo diferenciar y mucho más comprender que pensar y vivir es la misma realidad sin poderse separar? Y a pesar de esa unión, sólo cuando pensamos creemos que vivimos, y así nos separamos de la pura realidad que deja de ser pensamiento al querer ser actividad. Pues la vida/actividad sin pensar dicen que muy poco vale. Acaso vale algo más, ¿hacer, sin saber pensar? Hubo un filósofo que dijo que por pensar existía. Pura necesidad de querer descubrir que lo que "eres" ni lo soñaste ni, por casualidad, lo atrapaste de otro ser. Convéncete, lo que "eres" otro por ti lo soñó y a ti sólo te dejó esa posibilidad: ser/siendo y pensar/viviendo. 

Y es la vela quien desvela que la luz no es la candela. Ni se debe de apagar si quieres disfrutar de luz. Mas la vela no refleja que la luz es pasajera cuando apagada está. Si encendida la vieres, podrás entender a su luz que la vida es como es: desgaste mientras desprendes la luz que otro verá. Y muerte, si no das luz aunque presente estuvieres. Y no me hables de llama, ni me digas cual soflama, que la luz que resplandece es la que cada uno prende en recóndito lugar. Sólo es real aquello que sueñas si cuando enciendes tu vela alumbra tu libertad. Y no hay más cera que la que se desgasta cuando encendida mantiene iluminado el sendero que soñado tu caminas. Lo demás no son placeres, ni bellos despertares. Son fogueos nada más de estrellas fugaces que pasan sin apenas poderlas disfrutar. 

Siento cómo el viento bambolea la llama que no he de dejar apagar. Contornea su figura. Va, viene, se queda, pero firme su bandera ilumina mi soñar. El fuego alienta mis sueños y quema/borra mis anhelos que nunca podré alcanzar. Fuego revitalizante que quemas lo vano y guardas en el crisol la pureza de los sueños. Pon fuego a las heridas, y así, como en la selva guerrera, las sanas, las cauterizas y hasta una vez curadas les das el vigor que entraña un nuevo sueño con su pábilo incandescente. Si acercas tu piel a él aprecias su calor vital, si te alejas sentirás la frialdad de lo muerto y no vivido, del pasado y del olvido, del sueño que sin nacer quedó roto en mil pedazos. ¿Cómo recomponer el tiempo si, además de roto, está caduco?

Cuando del tiempo se trata, futuro y pasado son lo que el presente relata. Más, no por ello te creas que el pasado aún hoy es. ¡No vivas de atardeceres, ni de anochecidas! La noche sólo sirve para lanzar a la vida, y a la luz de las estrellas, sueños que se pronuncian con letras de amanecer y versos de luz temprana. De aquellos que siempre cantan lo hermoso que es despertar y encontrarse la mañana con el sol al cenit libre, mostrando sus rayos puros y límpido colorido. Sólo amanece quien sueña y quien sabe despertar los sueños que en la noche tuvo y cuida que su presente sea esa vela encendida que sólo la apagará la vida que se disfruta, la que se vive y se sufre, la que da y la que recibe, la que se hace haciendo/viviendo, la que deja en su devenir ese reguero deshecho de cera que sólo sirve de adorno/verso una vez solidificada. 

Existen vidas que quedan, cual velas, sin acabar su vida de luz por temor a su muerte y olvido. En mitad del camino se dejan apagar sin ganas de reencender su llama ni despertar sus sentidos. Quedan sin descifrar/descubrir su aporte de luz y vida y se olvidan de vivir dejando en un sin sentido su propia esencia/existencia. Y así, en el transcurrir de su vida, paralizan la combustión y no permiten la unión del oxígeno y el fuego. Y la vida no es vida si no quemas con fruición pasiones y dulces sueños, ni dejas que tu sonrisa resbale sobre tu vida y construya propias formas y versos al contacto con el tiempo. 

La vela que al cielo mira sonriente lucha por vivir mientras el viento zarandea su llama y dibuja sombras que en la oscuridad de la noche compiten en realzar sentimientos y pasiones que ponen al descubierto las vivencias del soñar. Cuanto más fuerte es el viento más poderoso será el fuego que se desprende y más profundo y arraigado el sueño a la vida está. La vida son velas que arden mientras los sueños crecen firmes siendo pábilo que fomenta el fuego de la verdad. Y si el fuego no perdura, o no hay vela para arder o es que falta la frescura del sueño por florecer/aparecer. La violencia del viento/tiempo arrebata lo que encuentra si no se siente amarrado/enraizado a la vida y a su siendo/ser.

A veces, quedo se aleja la vida y la llama no refleja la pasión de su existir. Deja que el fuego prosiga, no apagues su suave luz, ni dejes que malos vientos abatan su fulgor. No seas cárcel de nadie, pues todos nos debemos la libertad de la amistad. Deja que la llama limpia camine e ilumine los rostros de aquellos que precisan de luz para que sus ojos brillen y encuentren su libertad. Que vuele y crezca su mirada que enarbola la pasión del fuego. Haz que tu vela/vida siempre mire a lo alto, a las estrellas, lírica de soñadores y luz de poetas caminantes, para que siempre mantenga vivo el paso a paso y el camino iluminado. Porque para andar no necesitas camino, el camino se hace andando, como el poeta, caminando sobre el mar.

Dicen que la vela crece cuando su fuego enaltece lo que iluminado se ve. Acaso, ¡las sombras, con las que se arropa la luz y que ella misma crea, son verdaderas fantasías o fantasmas que alardean de la penumbra que son! Nunca la sombra y el fuego son dos elementos vitales, pero sin fuego/luz la sombra no existiría ni tampoco alabaría la luz que la vela da. Siempre hay que mantener juntas la luz y la sombra pues los buenos candeleros siempre las sombras retiran para poder resaltar los objetos que ilumina, dejando la sombra atrás. Y así, las buenas películas, las obras maestras, nos descubren que el juego luz/sombra es la mejor garantía de saber que una buena combinación de ambas hace que sea buena la historia que allí se narra. No le hace falta color. El color se le confiere la luz y sombra mezcladas.
La mejor fotografía no es la que más color nos presenta. Es aquella que, desdeñando colores, poquito a poco los crea dando distintas intensidades a la luz y sombra vivas. El color nace del alma y el alma es pura sombra que se siente iluminada por la luz clara y limpia del sueño. El juego de la luz en el alma hace brillar y a la vez tonificar los objetos que allí nacen soñados y aleteados por la imaginación que despierta del conocimiento. Nunca existirá mejor sueño que la luz sobre la sombra, recortando tinieblas y a la vez haciéndolas patentes bordeando la luz de los sueños.

El juego luz/sombra crea ambientes y crea sombras que la persona vivifica. Todo sueño brota de sombras que forman con las distintas luces la maravilla de una realidad recién nacida. Con todos los quebrantos y cuidados que una vida apenas iniciada requiere. Ambas contrarias y concordantes. Contrapuestas y a la vez yuxtapuestas. Buscas en la luz, mientras lo que has perdido lo tienes en la sombra. Sin embargo, no deberás buscar en la sombra pues la falta de luz te impedirá encontrarlo o encontrarte, si lo que buscas es a ti mismo. Nebulosa profunda es la sombra que sólo la luz puede descubrir. Todo se puede sombrear desde la luz. Y a su vez, todo puede tomar luz si la sombra existe.

La vida no es tanto lo que prometes como lo que haces, no tanto lo que sueñas como lo que pones en el surco de la vida, aunque a veces confundimos una cosa con la otra y nos dejamos llevar por promesas vacías que ni siquiera llegan a iniciar su brote. Son semillas que se lanzan a la tierra para su germen y quedan cruelmente secas por falta de atención y riego. No basta con espolvorear la semilla, hay que tener intención de sembrar y cultivar para que de la semilla salga fruto y previamente muestre el bello brote y su flor. El sueño/vida ha de brotar y la vela ha de saber que el fuego que la desgasta es el que la hace crecer/disminuir en un mundo de veleidades, donde ser es golpear/pisar y no saberse quemar en el fuego de la amistad y del fruto compartido de la luz y la verdad.

¡Acaso dudas, tal vez, que el fuego lo quema todo! O te quemas dando luz, como la vela, hacia otros o pobre vida/vela quemaste sin dejar un resplandor ni una sombra de tu paso. ¡Tú guardas la elección!

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