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EL ARTISTA LIBRE 

Vincenzo Castaldo

(La presente nota quiere servir como reconocimiento 
y estímulo a la libertad creadora del artista plástico)


En mi reflexión sobre la libertad en lo que atañe a nosotros los artistas plásticos, lo primero que aflora en mi pensamiento es la suerte que tenemos los artistas y creadores de nuestro tiempo que, en mayor o menor grado y según cada país y su régimen político, gozamos de una relativa y a veces total libertad de expresión, en contraste con los artistas y creadores de épocas pasadas, los cuales en muchas ocasiones sufrieron hasta persecuciones y privación de libertad. 

Más, ahondando en dicho pensamiento, me pregunto: ¿Quién es más libre, el artista que se atreve a crear en libertad (en su propia libertad) y luego es perseguido o encarcelado, o aquel que de antemano y sin necesidad de amenazas y ni siquiera de advertencias, "autolimita" su libertad creadora?

¡Sin duda es más libre el primero!

La anterior reflexión la hago de carácter universal y sólo por ello aplicable también en Venezuela, y cuando hablo de libertad no me refiero sólo a la libertad política sino a la libertad en todo su concepto: político, religioso, económico, social, racial, sexual, moral, etc.

Las modernas tecnologías comunicacionales son herramientas milagrosas que permiten conocer casi de inmediato las modas, tendencias, pluralidad y el acontecer artístico de todas las latitudes, enriqueciendo grandemente la fuente de alimentación creadora del artista; pero con ellas, si no son bien administradas e interpretadas por el propio artista, también se corre el riesgo de orientar en exceso y quizás encauzar su libertad creadora, mayormente si la personalidad del mismo es de relativa debilidad en cuanto a poder de contraposición frente a informaciones que llegan cargadas de majestuosidad.

Aun en un país de plenas libertades, éstas se refieren principalmente a libertad de expresión, libertades económicas, igualdad ante la ley y sólo a aquellas libertades que puede otorgar el Estado. Sin embargo la libertad plena de un individuo es mucho más que eso, depende de otros muchos factores aparte de la mera voluntad del Estado. La libertad plena de un individuo es algo muy difícil de obtener, me atrevería a afirmar que ninguna persona es totalmente libre, siempre estará dominada y/o condicionada en mayor o menor grado por variables como sus necesidades económicas (a pesar y quizás muy a pesar de las libertades económicas imperantes), afectos familiares y de otros tipos, estado de salud, clase social en la cual se ubica, religión, sexo (incluyendo tendencias, gustos y vigor sexual), formación recibida, capacidad de interrelacionarse, estado de ánimo, sentido de la moral, e incluso apariencia física, tamaño, contextura, etc. Pero por encima de todo ello depende de su propia personalidad, de lo más interno de su propio ser.


Teorema de Pitágoras, 
Vincenzo Castaldo
El artista, quizás más que cualquier otro individuo, debe ser y sentirse libre, con una libertad que no es simplemente la que le concede el entorno en el cual se desenvuelve, sino con una libertad plena que él mismo se debe otorgar de una manera irrenunciable, venciendo al máximo todos las anteriores variables que condicionan, limitan o frenan dicha libertad e impidiendo que se le agreguen todavía nuevas limitantes impuestas por el medio artístico dominante.

La libertad del artista, en su sentido más amplio, es poder marchar al ritmo de las tendencias artísticas actuales, pero también en contraste y en "contracorriente" de las mismas, es poder volar hacia el futuro donde nunca nadie ha llegado, pero también volar al pasado o..., simplemente quedarse en el presente. Libertad artística y creadora es ser respetuoso con el medio artístico y cultural vigente: galeristas, críticos, curadores, expertos, artistas de amplio reconocimiento y trayectoria, etc., pero nunca ser sumiso ante ellos.  ¡La genialidad artística ocurre inclusive ante el rechazo del mundo en pleno!

El dominio de la técnica es fundamental en la expresión artística, mas no es la esencia de la obra del artista, la cual viene dada por la creación que sale de su alma. Se puede ser una especie de "virtuoso" de la pintura, de la escultura, etc., sin llegar a ser un verdadero artista. Un artista es artista por muchas razones, pero nunca podrá serlo si en su intimidad no se siente él mismo y con toda honestidad "artista"; vale decir que: El hombre quien se dice o a quien dicen "artista" puede o no puede serlo, pero "El hombre que en su intimidad no se siente "artista" nunca lo será".

La anterior anotación tiene su valor por cuanto el verdadero artista siempre hará uso de su ilimitada libertad creadora y artística, así ello lo ponga en concordancia y/o complacencia de todo o parte del status existente (artístico, social, político, religioso, económico, moral, etc.) o por el contrario en oposición frontal o radical al mismo, inclusive en su parte más sensible como puede ser la moral, ¡Quién más que el artista, con toda su locura, puede indagar en la búsqueda de nuevas morales!.  No elogio la rebeldía, elogio la capacidad y el valor a la rebeldía.

El artista de nuestro tiempo por lo general es esclavo de sí mismo, está más pendiente de ir en sintonía con la "moda artística imperante", de congraciarse o al menos satisfacer y contar con la aceptación de galeristas, público, curadores y críticos, que de satisfacerse a sí mismo; en la mayoría de los casos llega a confundir su satisfacción con la satisfacción a terceros (aunque es obvio que ambas cosas podrían justamente coincidir). En pocas palabras, muchos artistas actuales producen y crean lo que a otros agrada, con lo cual crean poco o casi nada.

Lo anterior es especialmente aplicable a la gran mayoría de los artistas que luchan y optan por imponerse en el medio artístico dominante; bastante más libres son los pocos artistas amplia y universalmente consagrados, ante quienes los galeristas, curadores, críticos y expertos generalmente se "arrodillan", después que en el inicio artístico a ese mismo artista "arrodillaron". A estos pocos privilegiados creadores se les otorga una especie de pasaporte y "placet" diplomático con una aceptación automática que evidencia ahora y a la inversa, la falta de libertad de la otra parte. Se está así en una especie de círculo vicioso, que restringe la libertad de casi todos los componentes del medio artístico y en varias direcciones y que limita, frena o dificulta la capacidad creadora del artista en general.


Death Penalty, 
Vincenzo Castaldo

El artista debe usar su libertad creadora con todo el valor que le dicta su conciencia, sin miedo a ofender a ninguna de las partes ni a nadie (sólo debe evitar la ofensa gratuita), el artista debe ser junto con el filósofo (en la práctica, hoy especie en extinción) el innovador por excelencia, iluminando y abriendo caminos a políticos, gobernantes, dirigentes e inclusive a técnicos y científicos, ya que la fantasía del artista que le viene de su libertad plena y total, permite volar mucho más rápido y lejos que el procedimiento científico amarrado a todas las leyes de la naturaleza. El artista debe ser el primer promotor de un mundo mejor que nunca podrá haberlo sin la libertad y el valor de rebelarse contra las fuerzas y complacencias dominantes. Si seguimos diciendo: ¡QUE BELLA ES VENEZUELA!, ciertamente estaremos agradando a todos los "vivos" y a todos los tontos de Venezuela, pero nunca mejoraremos a Venezuela.

Quiero terminar esta nota con dos frases muy reflexivas:

"¡Qué bella es la obra de arte que emociona los sentidos!, ... ¡Cuanto más bella aquella que emociona el alma y la pone a meditar!"
"El hombre común no necesariamente requiere libertad, el demócrata requiere libertad ante todo, el artista no requiere libertad, ¡Se la dá!"

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