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LAS VIEJAS FOTOS
Maite Mainé
Con el tiempo... con el tiempo a todos nos asalta, un día u otro, el deseo de revolver en esos álbumes de viejas fotos o en aquellas, almacenadas en grandes cajas de cartón, un tanto olvidadas, en un rincón del armario...
Sucede a veces en esas tardes de otoño, frías, desapacibles, en esas horas en las que el espíritu se sublimiza y nuestra mente vuela hasta el Infinito...: El Recuerdo.
Y vamos en busca de esas viejas fotos, medio polvorientas a veces, o amarilleando por el paso de los años. Recuerdos amables unos y otros no tanto; buscamos lo que hemos amado o lo que hemos perdido...
Hallamos lo que ya dejó de ser y de lo que sólo quedan ya esas viejas fotos. Y así...
Yo era esa niña de hermosos bucles negros, con la mirada inquieta abierta al mundo que iba a mostrarse frente a mí, con todas sus cosas buenas y con aquellas que no lo serían tanto.
Mis amigas de infancia, también niñas allí en las fotos. Cuántas han quedado ya por el camino... Matilde, las dos siempre juntas, tomamos la primera Comunión juntas también, cuchicheando siempre nuestras cosas, ella fue partícipe de mis primeros amores infantiles... Mary, hermosa amiga, por dentro y por fuera, qué injusta fue la vida contigo... O Palmira, aun viva hoy, a quien todas, en la escuela, admirábamos por sus belenes en cada Navidad; belenes que le construía su propio padre, y que eran de una belleza sin par. Todas las amigas pensábamos que era una niña tan feliz... hasta que un día ella no vino a escuela. Supimos que su padre había abandonado la familia. Desde mi corazoncito de niña, pensé:”?Para qué tantos belenes, si su padre se fue?”
Y yo me sentí la niña más afortunada del mundo cuando ese día, como todos los días, al llegar a casa, abracé a mi padre.
Cuando Palmira regresó a la escuela, todas fingimos no darnos cuenta de sus ojos enrojecidos de tanto llorar.
Sigo revolviendo en las viejas fotos. Mis padres, enamorados, jóvenes... no me cuesta recordarlos. Tengo una memoria privilegiada desde mi más tierna infancia. Si no la tuviera, aquí están esas viejas fotos para recordar esas mañanas de domingo campestre, la comida al aire libre, oliendo a tomillo y a felicidad infantil.
Esas salidas al parque, con la escuela... ahí están, en las fotos viejas. La profesora nos enseñó a admirar la belleza de una hoja de árbol. Y a dibujarla, en todo su detalle. Lo primero que recuerdo haber dibujado es una hoja de árbol.
Con las nuevas tecnologías, las fotos quizás vayan perdiendo actualidad, y queden desplazadas por las fotos escaneadas o en cds. pero lo que resulta innegable es que rebuscar en esas cajas para hallar el recuerdo, es algo que no admite
comparación.
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El querido abuelo Carlos en las fotos –creo debo dedicarle un día un escrito especialmente para
él- conmigo en sus rodillas... Fue tan importante en mi vida mi abuelo... Sabía que era su nieta
preferida; lo sabía y coqueteaba con él, mimosa. ¡Qué hermosos tiempos hacen revivir unas simples y viejas
fotos!
Mi tía abuela Julita, callada, silenciosa, un tanto misteriosa... !qué recuerdo tan cálido conservo de
ella, y cómo me ha hecho evocarla esa vieja foto! con su cabello recogido y ausente de cualquier tipo de
escote, pero con su cara hermosa cual porcelana.
Cuando niña, siempre pensé que yo tenía en mi familia al Rey Gaspar. Le sonrío al recuerdo al contemplar esa vieja
foto... Me explicaré: es que mi tío abuelo Isidro era pelirrojo total, y lucía siempre una larga cabellera roja así como una luenga barba también del mismo color. Y como yo era una niña muy
imaginativa, decía siempre que el Rey Gaspar era de mi familia. |
Fotos de amigos perdidos en el tiempo y en el espacio. Familiares que ya no están, pero que por alguna u otra circunstancia o rasgo especial, quedaron impregnados en mi memoria como en un circuito.
Mis viejas fotos...
¿A dónde irán los recuerdos de aquellos que no tienen recuerdos?
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