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MUSICA PARA LA MEMORIA DEL ALMA

Carlos Yusti

(A propósito de la sinfonía Nº 3 de Górecki)

En el año de 1993 "La Sinfonía número 3" del compositor polaco Henrik Górecki ocupó los primeros lugares en la lista de éxitos musicales más vendidos, tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos; superando en ventas, incluso, a las grandes estrellas del pop. Un éxito que no ha decaído en ningún momento y que hoy prosigue convirtiéndose en un hecho musical impactante. 

La Música Henrik Górecki es difícil de meter en un molde, de clasificar y aunque se define como un compositor no católico, pero sí creyente, sus piezas poseen cierta fuerza mística. Hay una sonoridad espiritual particular que rastrea la sensibilidad de nuestra memoria, que urga en los nervios de nuestra alma. 

Todo parece que se inició en un concierto en el Queen Elizabet Hall. La orquesta London Sinfonietta interpretaba la SINFONÍA Nº 3, de Henry Górecki. El público no salía de su asombro mezclado, por supuesto, con una gran decepción. Que expresaba el compositor con esta música llena de silencios y cantos lacónicos. 

Górecki escribió la Sinfonía Nº 3 en 1976, para ese entonces las autoridades polacas le habían confiscado sus papeles de identidad. Para el estado no existía. En esta condición de hombre invisible decidió dedicarse con más fervor a la música. Górecki asegura que aunque jamás se mezcló en política escribió la sinfonía desde su óptica de testigo y como advertencia. 

La sinfonía tuvo sus detractores de rigor. Un crítico, haciendo gala más de malevolencia venenosa que de análisis riguroso, aseguró que la pieza musical está conformada por tres movimientos: lento, más lento y lentísimo. Ironías aparte la sinfonía tiene una duración de 54 minutos, con una partitura para una gran orquesta de cuerdas, instrumentos de viento, piano, arpa, una pequeña parte para instrumentos de viento y una soprano solista, que canta en cada movimiento. El primer movimiento es un lamento monástico del siglo XV; el segundo movimiento es una oración a la Virgen María garabateada, quizá con gran miedo y dolor, en la pared de un campo de concentración nazi en Zakopane. La oración la escribió una muchacha polaca de 18 años poco antes de ser asesinada en la cámara de gas; y el tercer movimiento se estructura a partir de una canción folclórica polaca que relata el llanto de una madre por la muerte de su hijo. 

¿Quién es Górecki? 

Henry Mikolaj Górecki nació Czernica, cerca de Katowice, en el cinturón minero de Silesia junto a la frontera checoslovaca. Tras terminar sus estudios, comenzó a trabajar como profesor de primera enseñanza, antes de inscribirse como estudiante de composición en el Instituto Estatal de Música de Katowice. 

Se graduó en 1960, trasladándose a París para proseguir sus estudios. Además de París ha estado en Londres (una vez, para grabar), Nueva York y Bruselas. Al margen de este vagabundeo formativo ha vivido y trabajado durante toda su vida en Katowice, llegando a rector del Instituto Estatal de Música en 1975, cargo del que se vio obligado a renunciar en 1979. 

Sus primeros trabajos musicales, incluyendo la Primera Sinfonía, resultaron agresivamente modernos. Un colega le dijo en una oportunidad que él no era capaz de escribir una tonada. Ante semejante insulto se impuso como tarea escribir algunas piezas. De tal suerte escribió una obra titulada "Tres piezas en el viejo estilo". Estas composiciones musicales enseguida fueron tachadas de vanguardistas como una manera para descalificarlas. Desde ese momento Górecki tuvo claro que cuestiones quería expresar con su música. Deseaba profundizar en el horror, deseaba dejar al descubierto a través de sus composiciones el grado de intolerancia opresiva y el odio criminal que el hombre es capaz de liberar en determinados momentos. 

Sobre su sinfonía Nº 3, y en especial con respecto al segundo movimiento, Górecki ha expresado: "Siempre he vivido en compañía de la muerte. Para comprender mi sinfonía hay que ir hasta el campo de concentración de Auschwitz. No hay palabras con que describirlo. Hay que sentirlo. Y si lo siente, acaso se entienda lo que intento expresar con mi música. Mi sinfonía no es sobre Auschwitz. Ni acerca del terrible régimen que vivimos los polacos bajo Stalin. Ni siquiera tiene que ver con las luchas de Solidaridad, pese a que la sinfonía fue reconocida y utilizada como grito de libertad. Pero Mire a su alrededor. Sienta el vacío. Mire a su alrededor, a los millones de hambrientos de África. Mire la cara de odio que pone un automovilista al detenerse en un cruce. Este pozo de odio, este egoísmo asesino, está en nosotros y sólo esforzándonos mucho lo podremos controlar". 

Robert Hurwitz, vicepresidente de Warner´s Electra Nonesuch quedó impresionado con la música de Górecki y decidió que la quería grabar. Hurwitz se lo jugó todo y grabo la Sinfonía nº 3 con la London Sinfonietta. La dirección estuvo a cargo del director americano David Zinman y la soprano Dawn Upshaw. La grabación salió en Junio del año 92 y vendió 300.000 mil discos en todo el mundo. 

A Górecki este éxito no le ha quitado el sueño, pero le ha permitido valorar su posición de testigo en el mundo. Su música es un alegato contra el odio. Es un alegato triste de esperanza, es un mensaje dirigido a la conciencia del alma del hombre empequeñecido en sus temores y sus odios, del hombre disminuido ante su intolerancia que levanta muros, edifica cárceles y convierte cualquier sueño en una pesadilla sangrienta.

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