PAISAJE URBANO DE SOFIA:
José Luis Hisi
I
El paisaje urbano de Sofía
se puso opaco, oscuro, rojo sangre
de fiebre, de llagas, de afta
purulenta, de dolor inmenso.
II
Sofía viajaba al Jardín
Eran veinte minutos de
calles rumorosas, en butaca
acolchada. A veces dormía,
a veces jugaba con Santiago, todo risas, algún berrinche, la música fuerte, una hamaca:
-¡Miá, miá! Chillaba, gritaba mi sol,
con su pelo de oro y su risa de luz en mi pecho.
III
Sofía Lara está triste sin su paisaje
urbano, sin los juegos y la seño y la
mochila llena de pañales y flanes.
Las paredes de la casa, antes celestes
Y blancas, se han vuelto verdosas
de moho, de encierro, de dolor,
color rojo ardiente de, blanco
y amarillo purulento, acuosas
de lágrimas en la madrugada.
IV
El paisaje urbano de Sofía Lara
fue trastocado, derrumbado, sin plazas
ni parques, ni juegos con Santiago.
La enfermedad rastrera, traidora
sumerge a mi vida en 40° de fiebre,
y el domingo se vuelve nauseabundo.
El celeste cielo es verde viscoso, y los
helados, una vainilla de xylocaína,
pobre calmante para el hambre de
una pancita afteada. Los flanes de mamá
tiene color angustia, de cara limonada,
de ojeras y madrugadas llorosas. El paisaje
de Mercedes también ha cambiado: su aula ha quedado clausurada.
Es una enfermera, una angustia que camina
por la casa apestada.
V
Todo el paisaje urbano es un patio pequeño, las mismas
plantas, las mismas paredes grises como el catarro,
gris tristeza, gris aburrimiento.
Santiago y Mercedes sufren con Sofía, y tememos
el contagio aftósico, la anemia en su cuerpito;
¡Y la niña de pronto empieza a jugar, a comer, a
reclamar: Vamo, vamo! Los catorce días quedan en
ocho calvarios de xylocaína y antibióticos. Al octavo,
con sus llaguitas abiertas, el paisaje de Sofía
cambia: con dulces gorgoritos, camina, corre apurada.
¡A la calle, a la calle!, dice la mami. ¡ Auto, auto!
contesta Sofía alborozada. Y Mercedes ríe, Santi se
acomoda en el asiento trasero y pide un helicóptero
y los jueguitos del shopping, y arrancamos.
Casi toda la plata se ha quedado en la farmacia, pero
el paisaje urbano de Sofía vuelve a ser un largo viaje
al Jardín, a los besos de la seño, al parque, a los
jueguitos, al trencito, al carro del súper, a la hamaca.
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