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MEMORIA FUGAZ DEL ARTE 
CONCEPTUAL VENEZOLANO
© 2002
(2da. Parte)


Roberto Echeto 



Diego Barboza (1945)

En 1970, viviendo en Londres, Barboza concibió una acción de calle titulada 30 muchachas con redes. En ella, el artista cubrió a treinta chicas con unas mallas de colores y les pidió que simplemente caminaran por algunas calles de la ciudad. En este performance, concebido y realizado hace más de tres décadas, pueden observarse los postulados del arte conceptual, cifrados en un acto efímero planificado para romper la monotonía urbana con unas muchachas caminando por allí con sus mallas fungiendo de velos coloridos. De esa experiencia hoy sólo nos quedan el relato y el registro fotográfico, y, para nosotros, esos dos "objetos" son los únicos vestigios de "la obra"...

Aparte de las 30 muchachas con redes, en la misma época Diego Barboza realizó otras acciones similares como Put a net and come along y Expresiones en el mercado.
En 1971 organiza por vez primera El Ciempiés, una experiencia alegre y colectiva en la que cada uno de los participantes ocupaba un pequeño compartimiento en una gran tira de tela. Cuando todos estaban en su sitio, "el ciempiés" salía caminando entre la multitud, mostrándonos dos cosas: que la acción física puede convertirse en un recurso artístico y que, por muy conceptual que sea el arte, puede ser festivo, lúdico y con una enorme capacidad para compenetrarse con el público.

En 1972, Barboza realizó People tied together, Danger King Kong y Expressions; en 1974, ya en Caracas, produjo Cachicamo Uno y La caja del cachicamo. En el primer evento, dividió la sala de exposiciones del Ateneo de Caracas en pequeños espacios en los que el propio artista dialogaba con el público a partir de la presencia de distintos objetos de uso popular como piñatas, hierbas, tabacos, especias, café. En el segundo, Barboza colocó dos enormes tiras de tela roja amarradas a una caja. Los trozos de tela llevaban escritas la palabra "cachicamo",
además de un montón de cencerros y cascabeles cosidos a sus extremos que sonaban cuando la gente tomaba el objeto y bailaba y se movía de aquí para allá en el Parque del Este, en Caricuao y en San Felipe. Obviamente, la referencia a que hace este performance (o "poema de acción", como Barboza llama a estas formas de expresión) es a fiestas populares como el Baile del Carite y El Sebucán.

En 1975, Diego Barboza propuso La oficina, una instalación en la Sala Mendoza en la que había un escritorio, un mueble archivador y todo lo necesario para simular un sitio de trabajo donde el artista conversaría con el público sobre sus proyectos futuros. En 1976, Barboza organiza el Buzón de arte, un tabloide impreso en el que se reunían la fotografía, la impresión offset, el dibujo y la escritura. Lo interesante de este proyecto es que era enviado por correo a distintas personas en distintos lugares del mundo, propiciando el intercambio de ideas. En los ochenta realiza Impresiones alrededor de un cilindro, Pro-Testas y De la Escuela de Atenas a la Nueva Escuela de Caracas. Luego decidió volver a la pintura y al dibujo tradicionales.

Sigfredo Chacón (1950)


Sigfredo Chacón
En 1977 realizó la serie Los boxeadores, formada por un grupo de fotogramas tomados de la televisión en los que aparecían las escenas más representativas del espectáculo boxístico. Allí había una apropiación -al modo de los ready-mades duchampianos- de la estética televisiva y una descontextualización de lo que ella misma le presenta al público. En 1998, Chacón exhibe en el Museo del Oeste Jacobo Borges sus Pinturas Parlantes, una serie de planos monocromos en los que aparecía el nombre del color que la propia obra mostraba, logrando de ese modo una doble reflexión sobre la pintura, primero como hecho intelectual y luego como hecho técnico y corpóreo. Lo conceptual de este artista tiene que ver con su formación como diseñador gráfico. 
En su obra artística es fácil percibir una reflexión sobre los elementos que conforman el oficio del diseñador; valga decir: retículas, fotografías, pantones, texturas, tipografía.

Teowald D'Arago (1947)

En 1980 presenta Los filósofos y sus órganos de trabajo, una serie de fotografías en las que aparecen los retratos de varios pensadores famosos de frente y de espalda a la cámara. En 1981 presenta el performance titulado Una limosna por la vida, en el que el propio autor sale disfrazado con unos lentes como si fuera un ciego, un mendigo que le pide dinero a la gente. Ambas obras manejan un profundo y corrosivo sentido del humor hecho para emplazar al público a que despierte y a que no sea tan pasivo ante los hechos que nos rodean.

Eugenio Espinoza (1950)

En 1972, expuso por primera vez los Impenetrables, una serie de retículas dibujadas o impresas sobre tela que obviamente representaban una parodia a los Penetrables de Jesús Soto. Junto a esas telas, Espinoza exhibió una serie de imágenes fotográficas que acentuaban el carácter burlesco de esta obra. En unas, el propio artista salía cubriéndose el cuerpo con sus retículas; en otras, se intervenía una postal del interior del Panteón Nacional dibujándole un Impenetrable en el piso. En Orla, 1991, este artista muestra unas pinturas realizadas en unas telas que tienen por debajo otras telas pintadas, queriéndonos decir que detrás de toda obra hay algo escondido que casi nunca sale a flote. En 1993, Espinoza participó en CCS 10, una colectiva de artistas en la Galería de Arte Nacional entre los que se contaban Sammy Cucher, Héctor Fuenmayor, Meyer Vaisman, Alfred Wenemoser, José Antonio Hernández Diez y Sigfredo Chacón, entre otros.   Allí el artista expuso Dama de noche, una serie de mensajes repletos de humor e ironía en una valla digital acompañada de una gran retícula de vidrio y metal que representaba un edificio de cualquier ciudad contemporánea. 

En casi todo el trabajo de Eugenio Espinoza hay una reflexión sobre el arte desde el propio arte. 

Víctor Lucena (1948)

Dada su formación como arquitecto, Lucena hace que su propuesta conceptual se centre más en una reflexión sobre el espacio que sobre el lenguaje o sobre el cuestionamiento de los objetos artísticos. Al hacer que el eje de sus obras sea el vacío y el modelado del espacio negativo, la clasificación de su trabajo se torna compleja. A veces, se hace difícil dilucidar si se está frente a esculturas, instalaciones o a intervenciones arquitectónicas. En todo caso, las muestras más representativas de este artista son Actualidad en proyección, en la Academia de Bellas Artes de Carrara, 1976; Proposiciones, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, 1980; Les droits de L' Art, Capilla Saint Louis de la Salpêtrière, París, 1989; Umbrales etnosónicos, Galería Astrid Paredes, Caracas, 1990; Utopía de un espacio robado, Pabellón de Venezuela en la Bienal de Venecia, 1999. 

Buena parte de su obra se basa en una reflexión sobre los elementos que ordenan el espacio; valga decir: la geometría, el punto, la línea, el plano, la luz y el color; es decir: los elementos "absolutos" que están detrás de toda obra de arte.

Roberto Obregón (1946)
En su obra artística es fácil percibir una reflexión sobre los elementos que conforman el oficio del diseñador; valga decir: retículas, fotografías, pantones, texturas, tipografía.
Obregón siempre trabaja con el concepto de la fugacidad de la vida o, si preferimos, con el de la vulnerabilidad de todo lo que existe. De ahí que su obra tenga como elemento recurrente el pétalo de una flor. De esto dan cuenta Las Crónicas de una rosa, de 1975, y el libro-objeto 23 disecciones realizado entre 1975 y 1992. En Obregón, el dibujo o la sombra del pétalo es una metonimia, un elemento que condensa, casi poéticamente, al hecho representado. 

Rolando Peña (1942)

En 1975, expone, en la Bogarin Workshop Gallery de Nueva York y en la Sala Anexa del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, una serie de instalaciones elaboradas con elementos religiosos y de la imaginería popular titulada Santería. En 1980 exhibe The oil tower en la Halston Boutique de Nueva York; en 1987 Mene suspendu en la Chapelle Saint Louis de la Salpêtrière de París. En 1990 muestra Laberinto en la Sala RG de Caracas; tres exposiciones que tienen como eje central el petróleo.

Si estudiásemos con detenimiento estas muestras, nos daríamos cuenta de que en cada una de ellas el artista toma elementos de la cultura popular venezolana (estampitas religiosas, imágenes de santos.) y los recontextualiza de tal modo que los convierte en metonimias de la cultura venezolana. Como ejemplo tendríamos el barril dorado que tantas veces ha presentado Peña en sus exposiciones. Ese objeto representa, por un lado, el antiguo mito del país donde todo era de oro y, por otro, representa nuestro Dorado contemporáneo: el petróleo y la riqueza que para bien o para mal tenemos bajo nuestro suelo. Curiosa es la identificación que el propio Peña tiene con su propia obra al vestirse del mismo color que el petróleo y llamarse a sí mismo El Príncipe Negro, convirtiéndose él mismo en obra.

Claudio Perna (1938-1997)

Perna estudió geografía. De ahí que su trabajo se centrara en la relación entre el arte, el territorio y la sociedad. Toda su obra tiene que ver con el entorno, el ambiente y los habitantes de estas latitudes. Por eso no ha faltado quien viera en la obra de Perna un manifiesto político soterrado bajo un discurso lleno de humor. 

En 1975 exhibió Uniformes, una serie de fotografías cuyo interés radica en exhibir las características de los trajes que diariamente lucen nuestros policías, fiscales de tránsito, barrenderos. La idea era mostrarnos, desde otro ángulo, eso que no vemos por ser tan cotidiano y estar tan presente en nuestras vidas.  En 1976, Perna expuso la serie Artistas y deportistas (fotocopias) y Brutalmente asesinado (postales llamadas por el artista "esculturas psicológicas postales") en la Librería Cruz del Sur de Sabana Grande. Allí mismo realizó una acción corporal titulada Arte en vidriera, que consistía en la presencia del propio artista en la vitrina de la librería leyendo un libro cualquiera. En 1985 publicó un pequeño anuncio en el periódico, invitando al público a que asistiera a la
presentación de su trabajo de ascenso como Profesor de la Facultad de Geografía de la Universidad Central de Venezuela. Dicho trabajo se tituló Material para la investigación y la creación: aproximación a la geografía cultural. En 1991, Perna creó Radar, un centro de arte y ecología desde el que produjo N.O.I. (Nuevo Orden Informativo), un medio impreso de periodicidad incierta donde el artista difundía sus teorías sobre el arte unido al hecho geográfico (su lema favorito era "morral y luces son nuestras primeras necesidades", por aquello de que hay que viajar por Venezuela). En 1992 organizó en la galería Sotavento una exhibición titulada Mapas intervenidos, en la que el artista mostraba varios diagramas de nuestro país, utilizándolos como soportes de collages, fotos, dibujos, etiquetas.

Antonieta Sosa (1940)

En 1978, en la Galería Trinchera, de Caracas, realizó Sillas y Mariposas, un conjunto de acciones corporales en las que la artista utilizaba un objeto tan cotidiano como una silla para incorporarlo a sus coreografías. Esas acciones quedaron documentadas en el video A través de las sillas. 

En la Galería de Arte Nacional, en 1980, Antonieta Sosa presentó Conversación con baño de agua tibia, un performance en el que envolvía su cuerpo con papel mientras podía oírse una conversación grabada entre dos personas. 

En 1981, la artista exhibió Casa, el plano detallado de una casa muy humilde.   En 1985, también en la GAN, presentó Del cuerpo al vacío y en 1990, en la Gobernación del Dto. Federal, ¿Y por qué no? una "situación" en la que Antonieta Sosa realizaba actos de equilibrismo con objetos de vidrio mientras sonaba una música tocada por Ricardo Teruel con instrumentos de cristal. En 1998 exhibe en el Museo de Bellas Artes de Caracas Cas(a)nto, una muestra de instalaciones de acento autobiográfico.
Al revisar la obra de Antonieta Sosa se percibe una preocupación constante que se torna en el eje conceptual de su obra: el cuerpo -su cuerpo- es un "objeto" que ocupa un espacio y que puede convertirse en un formato artístico. 


Antonieta Sosa



Pedro Terán (1943)

En 1975 presenta la muestra Blancas paredes; en 1983 presenta Dorado y, en 1990, Universo de Manoa. En todas estas exhibiciones el artista presentó un buen número de instalaciones que integraban elementos de nuestra cultura popular, de nuestras raíces indígenas y del sincretismo religioso que caracteriza la fe de nuestros coterráneos.

Aparte de sus instalaciones, Terán realizó innumerables performances, entre los que se cuentan Bienvenidos, presentado en Museo de Bellas Artes en 1976, y Nubes para Colombia, en el Museo de Arte Moderno de Medellín, en 1991.

Como parte de una propuesta conceptual podríamos referirnos a Paredgramas, de 1976, una serie de fotografías en las que el artista retrataba y exhibía una pared del propio Museo de Bellas Artes. En 1979, y en Londres, exhibió las Polagramas, un conjunto de fotografías de un mismo objeto cuyo interés radicaba en verificar las diferentes calidades y colores que en la película Polaroid producen los cambios de luz. En Polaroid performance, de 1979, el artista fotografía los espectadores que fueron a ver su muestra en la Arnolfini Gallery de Londres. Para Terán lo más importante es promover la participación creativa del espectador, generándole estímulos (en este caso fotográficos) para que arme en su mente la obra. 

Alfred Wenemoser (1954)

En 1981, y en el marco del evento Acciones frente a la plaza, Wenemoser realizó su Entierro. En esta acción el artista fue, literalmente, enterrado en el Parque Los Caobos. Una semana más tarde presentó Persona a Persona. La acción se desarrollaba en una carpa montada en los alrededores de la Plaza Bolívar de Caracas. Allí dentro, el artista esperaba al público para conversar con él e intercambiar puntos de vista sobre cualquier tópico. No había nada espectacular, salvo una exaltación de lo cotidiano. En 1993, presenta Miracaribe, una propuesta arquitectónica en la que los espectadores se introducían en un túnel que llegaba a un espacio lleno de estructuras agresivas. 

Carlos Zerpa (1950)


Ensamblaje - Carlos Zerpa
En 1978, en los espacios expositivos de la Universidad de Carabobo, Zerpa presenta Y vivieron felices y contentos, una acción corporal con la que obtiene el Premio del Salón Michelena. Durante ese año, y en la misma ciudad, presenta Señores y señoras, buenas noches, así como las películas en formato súper 8 Onda Indiana, Efectos, 12 minutos y Film blanco, todas exhibidas en el Teatro Ramón Zapata. También en 1978 organiza La carpeta, un sobre repleto de dibujos y fotocopias que constituía un proyecto de arte postal. En 1979, en la Sala del Ateneo de Valencia, exhibe una muestra de videos y performances titulada  Yo soy la patria. En Cada cual con su propio santo, de 1980, el artista expuso collages, dibujos, pinturas, instalaciones y acciones corporales. 
Esa muestra fue especialmente célebre porque las autoridades del Ateneo de Valencia decidieron clausurarla en vista de las presiones que la Iglesia ejerció por considerarla irrespetuosa y de mal gusto. En 1981, Zerpa organizó Ceremonia con armas blancas en la gobernación del Distrito Federal y filmó la cinta Uber Carlos dirigida por Víctor Cadet e interpretada pro el propio Zerpa junto a Violeta Minkowska.  En el 1983 presenta Ese bolero es mío... Porque la letra soy yo en la Galería de Arte Nacional y en el Espacio Alterno del Ateneo de Caracas, y Bondage suspense en Nueva York. A partir de ese año, Zerpa abandona el conceptualismo y se lanza de lleno en una propuesta objetual que tiene momentos estelares representados por sus vitrinas, sus ensamblajes, sus pinturas y hasta por sus publicaciones (Batido pingüino, Kick Boxer y la revista Rasgado de Boca, todas de 1999).

Aunque esta relación de obras y de artistas parezca medianamente exhaustiva, existe un problema: el arte conceptual es casi siempre un arte efímero cuya contundencia sólo se percibe en el momento en que el artista lo ejecuta o lo exhibe. La hora, el clima, el contexto, la gente, el espacio, influyen en la fuerza de estas "obras", y esa energía es irreproducible aquí o en cualquier formato. Una vez aclarado este punto, podemos decir que el arte conceptual desarrollado por los artistas venezolanos juega con el humor creado a partir de las ideas que rodean al hecho artístico. Al ver los distintos registros fotográficos, escritos o impresos de estos proyectos conceptuales, es fácil intuir que en nuestro país los artistas proponían eventos divertidos e interesantes que muchas veces se caracterizaban por la provocación, por el tremendismo y por un espíritu francamente subversivo. Algo de ese espíritu ha cruzado las barreras generacionales y hoy podemos ver a los más jóvenes haciendo un arte muchas veces influido por las propuestas de sus predecesores, aunque extrañamente la sensación de efervescencia que hubo en el pasado hoy no existe. Quién sabe. Quizás el arte contemporáneo deba preguntarse sobre ese particular. 

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