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MI AMIGA HERIA

Raphaël Marí Caselles 

Ya superados los sesenta, siento el placer de haber encontrado en mi camino una tierna amiga que está pendiente de mí en todo momento, demostrándome sus sentimientos y devoción, siguiéndome allí donde yo vaya.

Aclaro, estoy hablando de una perrita cocker spaniel, que a primeros de octubre cumplirá 5 meses, y que desde entonces ha venido a llenar de más alegría, si cabe, nuestro hogar.

Paso a contar el principio de la historia. 1 de agosto.  Ese día mi esposa Maite y mi ahijado Alex fueron a un centro comercial al que ambos son muy aficionados a visitar, allí, con gran sorpresa, vieron a una señora que llevaba en brazos a un cachorro de cocker spaniel, de inusual color chocolate y jaspeado, con unos ojos indescriptibles por lo bonitos.   He de puntualizar que en casa hemos tenido 3 cockers spaniel,   por cuya raza tenemos especial predilección; ambos quedaron inmediatamente enamorados de la belleza del cachorrito y pidieron a la señora,   dónde lo había adquirido y ésta les contó se la habían regalado los hijos,  que les telefonearan y ellos darían el teléfono del criador.

Por la noche el hijo nos dio el teléfono, y llamamos al criador.  Este nos dijo tenía el resto de la camada y nos dio la dirección, que se encontraba a algunos kilómetros de Barcelona.

Yo consideraba que con una perrita ya teníamos bastante e intuí que entre Maite y mi ahijado me querían conducir al terreno que les interesaba... pero me aseguraron que “sólo es para ver a otra cachorrita que hay, aun, igual a ella...”

Dos días más tarde fuimos a visitar al criador, vimos a los padres y al resto de la camada ; había entre ellos una perrita huidiza muy parecida a la que ellos habían visto, y hermana de aquélla, aunque la otra tenía los ojos azules y ésta los tiene verde claro. Los demás cachorros eran de distintos colores, pero esta chiquitina color chocolate y jaspeado, fue la única que corría detrás de nuestra otra perrita, Lady, de seis años, fiel compañera siempre. Parecía que la cachorrita la había adoptado y no paraba de seguirla y querer jugar con ella.

Sus colores marrón chocolate y blanco, ni el mejor artista hubiera podido combinarlos tan perfectamente y menos aun el color de sus ojos un poco achinados, de un maravilloso verde mar claro.   Todo ello hacía de la perrita un ser de extremada belleza en su género.

¿A que adivinan que regresamos a casa con un perro más?

No nos lo pensamos ni un momento y en el mismo acto nos la llevamos a casa, Maite, que tiene una antecesora con el nombre de Heria, pensó que sería un nombre tan original como ella misma.

Ahora, sufrimos con comprensión sus travesuras y roturas, y los juegos que hace con Lady, cuando la pobre queda rendida por su persistencia y vitalidad.

Diariamente bajo con ella a la calle tres veces, para que haga sus paseos habituales; muchísima gente se gira a mirarla o se acercan para acariciarla, y me dicen lo bonita que es, y lo poco usual de su color.

Cuando la tomo en brazos, como un bebé, se empequeñece y hace un ronroneo de satisfacción, es mi sombra; allí donde voy ella me sigue , sea la hora que sea, me giro y oigo el cascabelito que lleva prendido en el cuello , me hace sentir lo más importante, esa ternura increíble que despierta nuestra mascota cachorro y siempre siento deseos de cogerla y de acariciarla ; a todo el mundo recomiendo que tengan un perro, les hará sentir tan bien como a mi.

Un perro, inconscientemente, saca lo mejor de nosotros que llevamos dentro.  Nos hace más alegres, más comprensivos, más ágiles.

Pero también quisiera hacerles otra recomendación:  Cuando adquieran un perro, para los niños o para la casa, piensen bien que un perro no es un juguete. Requiere toda nuestra atención y cuidado, tanto de higiene personal como de vacunaciones, alimentación, paseos,  etc.etc. Si por alguna razón, una vez el perro en el hogar, no se puede o no se quiere continuar teniéndolo, no le abandonen.   Otra persona, seguramente sí quiera acoger en su casa ese animal que alguien quiere abandonar a su suerte.   El perro no sabe de horarios ni de días. Sólo sabrá que le han abandonado. Y... a mi forma de ver, quien abandona un perro, algún día puede abandonar también a un ser humano.

El autor y Heria


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