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CAJA DE LAGRIMAS

Lucrecia María Sarita Rojas 




Toda mujer que se precie de serlo, debe tener una cajita de vidrio de colores. ¿Para qué?

Para poner las perlas. Y después cuando este bien viejita, las vaya sacando del recuerdo y se las cuente a sus nietas... porque estas historias a sus hijos no se las puede contar... no son historias para niños... y cuando sean grandes siempre tienen esa cosa de pensar que las madres son asexuadas... sin amores... entonces se saltea una generación y se procede así...

Las perlas son momentos ínfimos o eternos que uno vive con alguien muy especial o cuando uno esta muy especial y pareciera que la vida te acaricia el alma.

Pueden haber perlas o gotitas de llorar, mas conocidas como lagrimas... pero son gotas de llorar, como decía Gonzalo.


Cajitas de lágrimas, obra del escultor Jorge Pogorelsky

También se guardan ahí, porque siempre atrás de un gran llanto hay una emosión entonces se deben guardar ahí... ahí se debe guardar todo lo que a uno lo movilice.

Eso sí... Si la cajita de vidrio tiene la base o la contratapa de espejo mejor... porque hay quien dice, y yo lo puedo comprobar a diario... que cuando se reflejan estas perlitas se multiplican los recuerdos, y cuando las gotitas de llorar se ven reflejadas... se evaporan amargos y solo queda la sal. 

Siempre me pregunté si las lágrimas son de sal o tienen sal... no es lo mismo.  También pensé en el mar. ¿Seremos gotas de un mar infinito?

Por eso también en esa cajita se encierran mil tesoros, infinitos deseos y sobretodo momentos únicos e irrepetibles de pura química y alquimia entre dos.

Yo en mi cajita guardo el mejor sexo.   El mejor beso.   El mejor abrazo monolítico.  No solo el mejor, tal vez el único recuerdo.

Hay quienes guardan ilusiones... pero para eso están las cajitas de papel, o las de madera.  Pero esas no las recomiendo, porque si guardas muchas ilusiones después se te desvanecen.   Yo prefiero guardar lo que ya tuve, y bien concreto.   Esperando algún día compartirlos con mis nietos, y decirles que la vida es un don. Y muy pocos la saben saborear.


Rada Tilly - Argentina
Noviembre de 2001

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