La mirada de Medusa
Técnica mixta
100 x 80 cm
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Carlos Vico Lacosta,
nacido en Montevideo, capital del Uruguay, Carlos Vico Lacosta siente ya
desde muy pequeño un fuerte impulso por el dibujo y la pintura. De su etapa
adolescente son las primeras experiencias que realiza sobre el lienzo, donde
todavía no se manifiesta un estilo definido sino más bien una búsqueda algo
caótica.
Ya instalado en Buenos Aires, en manos del profesor Roberto Volta quedaría
la tarea de guiar a este pintor y dibujante compulsivo, durante un año, por
los diferentes estilos y escuelas.
En el año 1982 se independiza y continúa sus investigaciones por su cuenta.
Comienza una etapa de estudio profundo sobre movimientos pictóricos a través
de la historia, partiendo desde los pintores clásicos. El surrealismo es el
estilo con el que se siente más identificado, luego de las experiencias con
lo figurativo con fuerte influencia de su profesor, y lo adopta por entonces
como parte de la búsqueda de una identidad y una personalidad plásticas.
En el año 1984 funda el grupo “Imágenes de arte y comunicación” (GIDAC) con
el cual se dedica a organizar distintas actividades como concursos
literarios para niños de nivel escolar primario, muestras colectivas e
individuales, concursos de dibujo y pintura para niños y adultos, y una
serie de pinturas murales callejeras.
En el año 1990 comienza su etapa de profesor de dibujo, pintura y aerografía
en su taller particular.
Para una de sus muestras realizadas en el MAC, MUSEO DE ARTE CONTEMPORANEO
DE EL PAÍS, En Montevideo, Uruguay, (año 1996) Jorge Jofre, (profesor
terciario y universitario de Historia del Arte e Historia del Diseño,
escribe:
“Desde sus comienzos — cuando era alumno del taller del profesor Roberto
Volta— la pintura de Carlos Vico Lacosta se definió por una técnica
estrechamente vinculada a lo humano, lo social, lo religioso, y también a
veces a una simbología de carácter personal.
En sus obras podemos distinguir dos etapas que no se alejan para nada de los
tópicos expresados anteriormente.
La primera de ellas se caracteriza por un pronunciado clima de
“inmaterialidad de lo matérico”, de mensajes que buscan acercarse a lo
espiritual. El propio artista lo define como un “período místico” y en él se
destacan obras como “cristo” o “la última cena”
En un segundo momento encara el tema de los mitos griegos. Una personal
mirada donde el nudo argumental de los antiguos mitos helenos se une a
elementos tomados de la cotidiana realidad del pintor. Son obras creadas en
su taller de Carapachay, (provincia de Buenos Aires, Argentina) De la serie
se destacan “La mirada de Medusa” o “La manzana de las Hespérides”. Al mismo
tiempo Vico Lacosta aborda otros temas; junto a “Medusa” pinta “Tentación”
donde refleja el tema bíblico del pecado capital o “la Musa y el Pintor” que
recrea el antiguo tema del pintor y su modelo.
Quizá en Vico Lacosta, tanta variedad posea sólo una clara unidad por su
tratamiento pictórico y por un definido gusto por los violetas y los azules
profundos que recortan violentamente áreas luminosas y cálidas.
Pese a que en ciertos momentos su obra manifiesta una determinada
inclinación —una cierta disposición— por el surrealismo en la etapa
intermedia, la pintura metafísica o las imágenes de ficción, no podríamos
decir que este artista uruguayo se encuadre dentro de estos cánones. En sus
lienzos busca primariamente plasmar imágenes que hablen por sí mismas. A
veces los cuadros son verdaderas “narraciones visuales”, a la manera de los
primitivos renacentistas italianos.
En el presente en que la abstracción, el expresionismo, las instalaciones, o
experiencias múltiples inundan el panorama del arte, Carlos Vico Lacosta
aparece ante todo como un “degustador de imágenes” vinculadas primariamente
al hombre. Sin embargo elabora con igual esmero tanto una figura humana como
el dibujo de una tuerca o los pliegues de un paño.
Porque Vico Lacosta es un figurativo de alma; “lo icónico” le nace de lo más
profundo de su persona. “
En el año 1996 Vico Lacosta funda, junto a otros artistas y colaboradores,
la SOCIEDAD CULTURAL LEOPOLDO LUGONES, donde se encaran tareas de promoción
de nóveles artistas (escritores, pintores) mediante exposiciones y concursos
en la institución. De esa etapa nacen dos de sus pinturas murales. Una en la
misma Sociedad Cultural, y la otra en la Escuela Paula Albarracín de Villa
Adelina (Buenos Aires)
En esta última etapa, el pintor comienza a experimentar con diversos
materiales y temáticas. En la serie “Tango” aborda el tema desde el
futurismo o la robótica con ciertos toques de humor en la composición. La
mezcla de materiales, (óleo, acrílico, pasteles grasos y a la tiza, spray
para el pelo, hacen que las texturas y los efectos metálicos sean fuertes y
algo avasallantes la imágenes. NO deja de lado su tema preferido que es la
mística, y en esta ocasión aborda el tema desde su “pitonisa número uno”,
“Pitonisa 2023” y “El Abrazo Cósmico”…
(Pinche las obras para obtener una mejor imagen) |